Capítulo 28 parte 1

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Capítulo 28 parte 1.

Luka.

He sobrevivido a todo tipo de torturas a lo largo de mi vida como demonio y cabe destacar que, me asombra la cantidad de cosas que me acaban de hacer los Deloreanse. ¡Por las barbas de Merlín! Me siento como saco de estiércol. Tal vez no soy tan habilidoso para aguantar.

Nunca me voy a arrepentir de ayudar a Daemon, porque es algo que también deseo, no a la misma intensidad que él. Evidentemente soy un demonio y creo que debería ser de mi naturaleza odiarlo, pero es algo que da igual. Me dio la espalda cuando más lo había necesitado. Soy alguien que se toma las cosas a la ligera, siempre trato de mantener con una sonrisa o haciendo comentarios sin sentido porque me hacen sentir bien y olvidar de las mierdas que pasan en mi cabeza.

Aun no puedo creer que logré ser amigo del anticristo. La llegada de Daemon fue todo un revuelo en el infierno, los demonios hablaban por doquier sobre si él sería el que tomara el poder absoluto de allá abajo. Yo era lo bastante grande y todavía él era un pequeño que Anamelech agarraba con asco, ah... pero muy bien que le convenía al imbécil tratar bien a Daemon cuando quería.

Tuve mi primera interacción con Daemon a los cinco años, era un bastardo astuto. Para esa edad ya hablaba muy fluido. Poseer cuerpo es una de mis habilidades. No me quiero creer infantil por juntarme con un pequeño cuando yo le doblegaba la edad, sin embargo, me gustaba compartir con él, porque se comportaba más maduro que todos los que estaban en el infierno.

Fue creciendo y su inteligencia se hizo cada vez mejor. Yo le enseñé algunas cosas que tengo aprendido de los humanos. No puedo quejarme, yo también fui humano una vez. Pueda que la actitud de Daemon sea mala e incontrolable, pero en su interior sé que tiene algo bueno, eso espero... porque si no nuestra amistad no funcionará.

Llevaba mucho tiempo siendo demonio, en realidad, tengo como más de cien años, pero la edad solo es mental. Mientras siga consiguiendo cuerpos podré obtener una larga vida eterna. No había contado con la idea que me toparía con el cuerpo de este rubio. Hizo un pacto conmigo y yo lo premié dándole un lugar en donde no pueda sufrir: el infierno, uhm... eso suena cruel. Cuando tenga el debido momento de hacer el ritual para quedarme permanente en este recipiente lo haré. Por ahora debo mantenerme en un bajo perfil e ir cambiando de cuerpo.

Daemon me ordenó, ¡sí! Me ordenó, ni siquiera me dijo: «oye, por favor, podrías vigilar a Rose para que no corra peligro», igual estoy acostumbrado a su hostilidad. El muy inteligente decidió volver a esa mansión. Me separé de él en el bosque en donde los Deloreanse nos habían perseguido cuando huimos del psiquiátrico.

Por el momento no me encuentro en la Tierra, sino en el infierno. No puedo ausentarme tanto y no dar respuesta al equipo ni a Lombardi. El infierno se divide en tres áreas: los de arribas, que en estos momentos están siendo ocupados los brujos esos que no he tenido la oportunidad de averiguar quiénes son y por supuesto, el castillo. Los del medio: son los que están por debajo del castillo, pero no tan lejos, mayormente, se refugian en partes de los acantilados. Y por último los de abajo, las profundidades.

En este caso, yo pertenezco ahí, no porque sea un demonio débil, no me tildo así. Cualquiera puede bajar aquí y quedarse. Son cuevas y suelo subterráneo en donde se puede aprecias el cielo rojo, si así es que se le llama. No dormimos, eso es algo bueno porque si no estuviera muerto del sueño en estos instantes.

Veo de reojo, alzando mi cabeza, los grandes acantilados. Y desplazo mi mirada por el lugar, viendo a algunos demonios en su forma original. Uhg, no puedo compararme con ninguno de ellos porque no tengo apariencia de demonios, la mayoría pueda que sí. Existen los tipos de demonios que solo pueden poseer cuerpos y adoptar la forma de un engendro monstro.

Daemon (Así mismo es el cielo como el infierno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora