Capítulo 29

15 0 0
                                    

Capítulo 29

Rose.

Decidir ayudar a Alexandre, probablemente es una de las peores decisiones que ahora he tomado. Él no se guía por su autocontrol y en la manera en la que ahora agarra mi brazo me hace dudar si no me hará daño. No voy a mentir: me está lastimando, por lo que intento liberarme, pero su agarre se hace más fuerte. No pongo más resistencia, no tengo ni la decencia de enfrentarlo, estoy avergonzada de mí por alguna extraña razón. Pero en gran parte, siento que estoy voy a ser útil una vez en mi vida.

Todavía no tengo una idea clara de cómo ayudaré a dar con el paradero de Eloise, tal vez pueda contar con la ayuda de Agnes. Solo estoy confundida porque Alexandre no parece estar muy de acuerdo con que vayamos con ella, no lo veo en planes de hacer las cosas con calma. Se entiende, está desesperado, no obstante, su carácter daña a otras personas y en la manera en la actúa: enojado, furioso, me hace pensar que oculta algo más.

Esas peleas que escuchaba por las noches no eran simples. Siempre que rondaba por el pasillo, a causa de no dormir, escuchaba gritos. Era extraño porque solo duraba unos minutos y luego un silencio invadía por pequeños susurros que no podía oír a través de la puerta.

Los demás no tenían una relación tan cercana a Eloise, por eso entiendo que no estén desesperados y sientan que deberían estar ayudando. Ella, la mayoría de su parte la pasaba fuera del país y nunca fue criada con nosotros. Agnes la había dejado con su aquelarre. Yo tuve mayor parte de interacción ya que ella compartía el gusto por la danza como ello, específicamente, danza contemporánea, y las horas en las que ella me contaba que había una academia en Noruega.

Estoy familiarizada con los malos tratos por parte de alguien y esa sería Amelie en gran parte, pero no es ella solamente, no son ellos, no es mi hermano. Pesadillas continuas que se convierten en monstruos a lo que no les debería tener miedo, sin embargo, me atormentan y no puedo decir que no les tengo pavor.

Mientras estamos bajando las escaleras y halándome el brazo con fuerza, pienso en lo estúpida que me veo siendo dominada y usada por alguien. Luego de bajar, me arrastra hacia la puerta, pero quiero detenerlo porque eso no es lo que tengo planeado para ayudar.

—Oye, creo deberíamos hablar con Agnes para tener más información —sugiero—. Tal vez ella pueda usar de su poder y yo del mío.

—No voy a involucrar a mi madre. No la necesito —espeta, abriendo la puerta y dando con el exterior.

—Pero sería más fácil.

—Y yo ya te dije que no, ¿entiendes? —brama con enojo—. Mejor ocúpate de ser útil porque de lo contrario, te arrepentirás.

Eso me suena una amenaza, evidentemente. Que hará, ¿me matará? No creo que sea capaz, ¿me lastimará? Pueda que sí, pero me trataré de defender si es necesario. No porque sea una ingenua que no se da la manera de defenderse, tendré que aguantar porquerías y mal trato de él.

—¿A dónde se supone que vamos? —Veo lo creo que es su coche, es un Nissan de color negro.

—Para lo que vamos a hacer no tendrás que estar aquí —replica. Se acerca al coche y casi puedo sentir estremecerme de los nervios.

Su actitud me obliga a subir de inmediato al coche. No sé cuántas horas pasan, pero me fijo que ya estamos en la ciudad. Cuando aparca en un edificio de ladrillo, tengo el impulso de salir corriendo, sin embargo, quiero quedarme y poder ayudar a Eloise.

No sé si es un gesto de caballerosidad o desesperación, pero me abre la puerta y ahí es donde me doy cuenta de que está desesperado. Me hala del brazo y de mi boca se quiere escapar un gemido de dolor, solo que lo contengo. Abrimos pasos hasta la puerta de lo que parece ser un edificio de mala muerte. Me jala al ascensor.

Daemon (Así mismo es el cielo como el infierno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora