Capítulo 14 parte 2

31 1 0
                                    

Capítulo 14 parte 2

Christian.

El sabor salado de mis lagrimas se impregnan en mi lengua y las palabras del padre de Lisa me hacen querer matarme lentamente. Gilbert —el padre de Lisa— dice un discurso en su honor mientras sus lágrimas caen y carraspea cada vez que dice una palabra. No quiero seguir escuchando, pero no tengo otra opción.

Siempre he odiado los cementerios, no porque den miedo, sino por la idea de pensar de que alguien que amo estaría en una tumba bajo tierra. Y así fue, la perdí, y todo fue mi culpa. Si no hubiera sido por mi maldito orgullo y ganas de pelear, nada de esto estaría pasando.

Mi mente no está en estos momentos, solo puedo pensar en que conversación tuve con mi madre porque, sinceramente, no recuerdo nada. No me acuerdo nada relacionado con lo de esa noche ni un mínimo detalle.

Estoy asustado por eso, demasiado. Mis manos tiemblan mientras que trato de no llorar. Las numerosas tumban me aterran y las frases que leo que cada una de ellas van teniendo significado porque, aunque sean una mierda para que tus seres queridos se queden tranquilos, sabes muy bien que, no siempre descansan como es debido.

¿Dónde me iré yo cuando muera? Me he preguntado tantas veces eso. Soy religioso, pero no adorador ni tampoco tengo fanatismo. Al igual que mi madre, también le inculcaron. A veces puedo sentir que estoy en el infierno y algunas veces en el cielo, mi cuerpo se siente así.

No soy malo ni bueno, tal vez solo me haga polvo y no sienta nada o, también reencarne en otra persona, como una segunda oportunidad. No le tengo miedo a como podré morir; si me asesinan o muera por una enfermedad. Lo que me da terror es en donde iré, ¿sufriré? ¿estaré en paz? Hasta que mi vida no acabe, no lo descubriré.

Esa voz, esa maldita voz que escucho en mis sueños, en mi cabeza, las que me hace vomitar. La oigo murmurando cosas. No quiero centrarme en eso, no quiero pensar que estoy loco porque no lo estoy. Tengo la idea de que solo estoy estresado o el asma me hace alucinar o capaz me drogo sin saberlo con algún medicamento, me aferro a esa idea.

Los trabajadores del cementerio llegan para hacer lo último necesario para que Lisa descanse bajo tierra. El día está soleado y parece ser perfecto para un día de playa o un picnic. Creía que cuando alguien muere siempre llovía para hacerlo más dramático.

A cualquier lugar que vayas, nunca estarás en paz. Siempre habrá algo o alguien que se entrometerá en tu dolor y terror, ya sea bueno o malo. La mínima cosa querrán destruirla porque así es la vida después de la muerte. En el cielo tendrás que ser perfecto y un ejemplo a seguir, acatar todas las órdenes, pero no te confundas; si no lo haces bien habrá un castigo. En cambio, en el infierno tendrás que acoplarte, hacer cosas que ni en tu más mínima y miserable vida podrás hacerlo porque eres débil y si no lo haces... recibirás la burla de... ¿sabes quienes? —la voz resuena en mi cabeza—. Los demonios. Ellos fueron creados con odio, y si alguien puede destruirlos, ese soy yo. Y, Christian, sabes que tú y yo nunca seremos unos mismos. Alguien tiene que ganar el premio que, por supuesto soy yo. Todo tú es mío, y cuando lo recuperé, no sé qué harás.

Lo único que puedo hacer es ignorar todo lo que acabo de escuchar. Camino hasta la camioneta en donde se encuentra mi padre que, decidió acompañarme junto a mi madre. Ella tuvo que irse mucho antes que nosotros, dijo que tenía un compromiso, no nos dio muchos detalles.

La tortura todavía no acaba, tengo que ir a la iglesia, ya que el padre de Lisa es un fanático religioso, aunque no estaba al tanto de que su hija no era muy practica en eso de la adoración. Gilbert no era un mal padre, pero conmigo a veces rozaba lo idiota y patán. No le llegué a caer bien ni cuando estaba con su hija.

Daemon (Así mismo es el cielo como el infierno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora