ADELINE IVANOVA
Mi rostro se transforma completamente y aunque lo que que acaba de decir resuena en mi mente unos largos segundos mi mirada asesina está encima de él.
Me acerco y al tenerlo de frente lo miro a los ojos.
—Me conoces hace dos minutos Nikandro—hablo seria—. No me gustaría que por meterte en asuntos que no te pertenecen conocieras mi peor cara—pronuncio firme.
Él se queda asombrado y me observa en silencio con una expresión que no pretendo descifrar, siento el peso de su mirada en este momento y no me inmuto. Él solito ha llegado a este punto, no voy a permitir planteos de un idiota que ni siquiera sabe quién soy realmente.
Lo que sea que haya entre los Petrov y yo es nada más y nada menos que nuestro. Ni él ni nadie va a poder entenderlo.
Mi respiración está agitada y quiero controlar mi rabia para no caer en esa maldita ira que me consume por completo, trago saliva y luego de unos silenciosos segundos Nikandro decide reaccionar nuevamente.
—Lo siento—expresa neutral.
Sé que no es la disculpa más sincera y no pretendo que lo sea pero a partir de ahora sabe que hay capas de una persona que no puede escarbar cualquier desconocido.
Suelto todo el aire acumulado y me separo de él, estoy irritada y no quiero agarrarme con Nikandro pero es algo que me saca de quicio.
Cuando me enojo soy una persona terrible y aunque quiera controlarme no puedo.
Lo necesito a Nikandro.
Camino hacia un rincón y mi mente está colapsada, no puedo dejar de pensar en Khlaus, en Keegan y todo lo que sucio en un lapso tan corto. Me da demasiada rabia que crean que por un simple momento piensen que todo va a volver a ser como al principio, están jodidamente convencidos de que yo...
De que yo siento algo por ellos.
Y lo peor de todo es que una vez más creen que pueden usar el maldito y odioso amor para convertirlo en mi debilidad.
No pienso abandonar mi plan y pensar en todo solo me da más fuerzas para avanzar con todo, necesito sacarlos de mi mente y romper ese maldito lazo que los hace creer que yo jamás llegaría más lejos. Cuando cumpla mi objetivo de hacerlos sufrir les demostraré que nunca nadie es tan indispensable para una persona y que puedo tener el control cuando yo lo quiera.
Pero para eso debo mantenerme firme y no caer en la maldita tentación.
Khlaus me dejó ir hoy y eso ocurre por un solo maldito motivo...
Cuando él está seguro de que tiene el control de la situación.
—Has pasado un mal momento y yo solo aquí poniéndote más nerviosa, lo siento mucho—vuelve a hablar y siento su presencia en mi espalda—. He actuado impulsivamente.
Respiro hondo y busco en alguna parte de mi interior la poca paciencia que me queda.
Volteo y lo miro a los ojos con una expresión de sufrida.
—Está bien, sólo necesito espacio para procesar todo—le digo en un tono amable.
Él entiende la referencia al instante.
Me observa con cariño por unos segundos y rompe el silencio.
—¿Estás segura que estás bien? Si tú estás alterada también le hace mal a ellos Ade—pregunta de buena manera.
Coloco una mano en mi vientre por inercia y por alguna razón pensar en aquello me provocó mucho miedo.
No quiero que mi estado mental les haga daño porque sería algo que jamás me perdonaría.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomanceAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...