Capítulo 54🐍

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ADELINE IVANOVA

La panza me duele de tanto reír y a pesar del efecto de la marihuana no puedo dejar de sentirme de una manera increíble, hace muchos años no me reía de esta manera y no es por exagerar.

Estamos tirados en la alfombra  observando aquellas estrellas de plástico que cuelgan del techo, la relajación es hermosa y estar los tres juntos una vez más lo hace especial. Este momento me recuerda a cuando recién los conocía, es increíble que haya pasado tanto tiempo. Podría arrepentirme de haberlos conocido pero sin dudas mi vida no sería la misma si los Petrov no hubieran aparecido en mi vida.

No hubiera podido conocer a Vincent, pero quizás estaría vivo...

Da igual. Los Petrov me han dado a lo más importante en mi vida, mis hijos.

Si no fuera por Kataleya y Khalid no estaría aquí hoy.

Y lo sé con certeza.

Quizás algún día pueda perdonarme el haberlos utilizado desde que supe de su existencia pero ni toda la mierda por la que tuve que pasar me haría arrepentirme de ellos.

—Adeline—pronuncia Keegan a mi derecha entre risas.

—¿Hum?—respondo.

Ninguno de los tres deja de observar el techo, el silencio es absoluto.

—¿Del 1 al 10 qué tan bien follo?—inquiere con seriedad, en un tono pasivo.

Suelto una carcajada silenciosa mientras tapo mi boca.

No respondo porque Khlaus habla antes de que yo lo haga.

—Da igual hermano, yo lo hago mejor—asegura Khlaus.

Río.

No puedo creer que están discutiendo eso.

Estoy en medio de ambos y disfruto de la mini discusión, me divierte demasiado.

Aclaro mi garganta y ellos se callan.

—¿Quieren la verdad?—pregunto juguetona.

Ambos dicen que sí de inmediato y esto me encanta.

Esperan mi respuesta como si fuera lo más importante en su vida.

Los hago esperar unos segundos, giro mi rostro para mirar a Khlaus y luego hago lo mismo con Keegan, tengo una sonrisa maliciosa en mi rostro y me arden los ojos como para mantenerlos abiertos.

—Diez—pronuncio relajada.

—¿Qué?—inquieren ambos.

Sonrío con los ojos cerrados mientras siento la presencia de ambos a mis lados.

—Ambos follan muy bien—hablo—. Pero los dos al mismo tiempo... Uff, son un veintitrés.

Río y me acomodo despreocupada.

—¿Veintitrés?—inquiere Keegan molesto—. Odio los números impares Adeline.

Que ironía.

Abro mis ojos y observo a Keegan.

Sus ojos azules se ven hermosos incluso irritados.

—Sí, veintitrés —repito tranquila—. Veinte porque ambos son un diez y tres porque nosotros somos tres...

Ni siquiera sé cómo carajos llegue a esa conclusión pero me encanta.

23.

Desde ahora será mi número favorito.

—No estoy conforme con eso, Adeline tú sabes que lo hago mejor que Keegan —me reclama Khlaus.

Giro para verlo a él.

El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora