ADELINE IVANOVA
-Todos los malditos mafiosos de Rusia aquí dentro, perfecto-expresa Max con molestia.
Suspiro e intento mantener la calma.
Entiendo su punto pero yo tampoco tenía idea de que Vladimir vendría.
Vinimos al pasillo lejos de todos para hablar, las cosas quedaron demasiado tensas luego de la subasta y lo único que pude hacer es hablar con Max primero. No quiero que esté molesto conmigo.
Él no se merece ni siquiera un mal momento.
-Buscaré la manera de que se vaya-pronuncio desde mi lugar mientras que él camina nervioso de una esquina a otra.
Camina hacia mí y su mirada café llena de angustia y decepción recae sobre mí.
-No es eso Adeline, ya lo han visto todos y además no es ese el problema real...-expresa alterado.
En otro momento de mi vida me hubiera alterado el doble que él y me hubiese puesto a discutir sin darle pie siquiera a que me reclamé algo. Pero ahora solo puedo observarlo con tranquilidad e intentar que mis palabras le den lo que está buscando.
-¿Y cuál es el problema?-inquiero.
Pasa una mano por su barbilla y tarda algunos segundos en volver a mirarme a los ojos, su actitud comienza a desesperarme un poco, Max es demasiado tranquilo pero últimamente actúa como si perdiera la cordura. Entiendo que el mandato lo tiene demasiado estresado y son demasiadas responsabilidades pero a veces ni siquiera puedo ver en él lo que antes me gustaba.
Actúa todo el jodido tiempo como si quisiera cambiar mi esencia, como si yo no fuera suficiente para él. Y lo peor de todo es que siempre creí que Max era una de las pocas personas que me quería por lo que yo era.
Él no me conoció siendo lo que soy ahora y me parece injusto que aún así siga juzgandome.
-El problema es que mientras tú sigas a mi lado esos malditos criminales seguirán invadiendo mi espacio y poniendo en peligro mi gobierno-dice en un tono que me hace congelarme.
Trago grueso y no le quito la mirada.
-Son los padres de mis hijos y lo has sabido desde el primer segundo-le digo en un tono firme y poco amable.
Por favor que no lleve la conversación a ese lado porque terminaremos mal.
Puedo aceptar sus celos.
Puedo aceptar su inseguridad.
Puedo aceptar sus miedos y reclamos.
Pero jamás aceptaré que se meta en mis decisiones y sobre todo las que tienen que ver con los Petrov.
Mi pulso se acelera y tengo miedo de la actitud que está teniendo, está distante, molesto, alterado, ni siquiera está consciente de que estamos discutiendo algo como esto mientras que cientos de personas nos esperan afuera.
-Es justamente ese el problema, seguirán siendo parte de tu vida por siempre y yo no estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ello.
Sus palabras son duras y su mirada es segura.
¿En verdad Max me está planteando esto justo ahora?
Río irónica para calmar los nervios y mi pulso se acelera cada vez más cuando me doy cuenta a donde quiere llegar con todo esto.
Me he casado con un puto moralista prejuicioso y lo peor de todo es que esto solo me confirma que los estereotipos de hombres socialmente aceptados y anhelados no siempre son la opción perfecta. Desde que conozco a Max siempre he creído que era el tipo de hombre que querria en mi vida, el hombre perfecto que cualquier mujer desearía tener y tal vez sí lo es pero ser un estereotipo de moralidad no lo hace correcto e incluso perfecto.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomanceAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...