KEEGAN PETROV
Una sola vez en la vida sentí el mismo miedo agonizante que estoy sintiendo en este momento, aquella vez fue cuando tuve que ver cómo mi madre se suicidaba y nadie hacia nada para ayudarla. Mi padre nunca la respeto como se merecía y ella intentaba mantenerse de pie por nosotros pero todos éramos conscientes de que ella solo sobrevivía en un infierno. Kaia era muy pequeña mientras que Khlaus y yo ya estábamos consumidos bajo la presión de Vladimir.
Él ignoró la muerte de mi madre por años, ni siquiera fue capaz de preguntarse porque lo hizo y los tres crecimos sabiendo que ese tema no se volvería a tocar jamás. No volvimos a hablar de ella, no volvimos a nombrarla aunque el recuerdo y el dolor sigan fijados en nuestras almas.
Mamá lo era todo para mí y aún siendo un niño podía ver cómo ella sufría en silencio para proteger a la familia que le había tocado, viviendo infelizmente en un mundo que no le pertenecía y al lado de un hombre que la trataba como si fuera su objeto personal.
Nunca logré tener afinación con mi padre como lo ha tenido Khlaus, él siempre ha sido su copia y su mayor orgullo mientras que yo solo era aquel hijo que lo decepcionada por no seguir sus mismos pasos.
A mí me ha tocado intentar cuidar a mi madre desde mis escasos recursos y de igual forma lo hice mal, no pude salvarla, no pude demostrarle que podía tener una vida mejor que valga la pena vivirla.Kaia a penas la recuerda, Khlaus hace como si ella nunca hubiera existido y yo simplemente la recuerdo de vez en cuando y vuelvo a revivir el sentimiento de culpa.
Con Adeline no me va a pasar lo mismo.
No voy a permitirme no poder salvarla, no podría soportarlo. Sé que ella es demasiado fuerte pero siento un horrible nudo en la garganta que no me deja tranquilo, necesito verla sonreír y ser feliz.
Ella es muy importante para mí y siento rabia de solo pensar en que puede estar sufriendo tanto como para que pase por su cabeza quitarse la vida, lo ha intentado y si no llegábamos en el momento justo no sé que hubiera ocurrido. Cuando vi su débil cuerpo allí en aquella bañera, cuando mis ojos repasaron sus brazos llenos de sangre sentí que el corazón se me salía del pecho. Su rostro estaba demacrado y su mirada azul ya no tenía aquel brillo que la hace auténtica, sentí un horrible escalofrío en cuanto me miró a los ojos con todo ese dolor y sufrimiento que cargaba dentro de ellos. Ya no estaba esa Adeline terca que podría discutir con él mismísimo Diablo si creía que tenía la razón, sus ojos ya no cargaban con ese poder de seducción que siempre ha tenido... Ella estaba rota y lo que más me duele en el alma es no haberme dado cuenta antes.
Han pasado dos días desde que la rescaté en mis brazos para salvarle la vida, aunque ya estan estables los tres necesitan estar en revisión. He venido a verla una vez más cuando está durmiendo a causa de los sedantes porque no tengo el maldito valor de verla a los ojos.
Me siento a su lado y tomo su mano cálida, los catéter están metidos en su piel mientras que la sábana tapa el bulto de su vientre. Su rostro está pálido y su antebrazo está vendado.
Maldita sea.
La observo y suspiro profundo intentando evadir todas mis emociones.
—Eres mi reina y voy a hacer lo que sea necesario para que estés bien—pronuncio con un nudo en la garganta.
Mi voz resuena en el silencio de la habitación y verla de esta manera me destruye por completo. La conocí en los tribunales, luchando con garras y dientes contra cualquiera que se le interponía en su camino y ahora...
Ahora solo quiere rendirse.
Una lágrima cae sin previo aviso por mi mejilla y la limpio de inmediato.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomantizmAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...