ADELINE IVANOVA
Estoy intentando mantener la calma pero Keegan no está cooperando para nada, intento no perder mi postura aunque por dentro la sangre me está hirviendo.
Keegan se queda sorprendido por la bofetada y Khlaus solo se limita a observar mientras expresa un bostezo.
—Ubicate Keegan porque tú ya no tienes ni el más puto derecho en mi vida—espeto.
Su mandíbula está tensa y no tiene el valor de volver a discutirme.
La he cagado miles de veces pero ni él ni nadie puede venir a juzgarme porque nunca le he pedido nada a nadie.
—Kataleya y Khalid no se van a despegar de mi lado y me importa una puta mierda lo que opinen —les digo cargada de furia—. Quise llevar las cosas de la mejor manera pero no, ¿Saben qué? Yo no debo sentirme culpable de absolutamente nada.
Mis palabras llenas de furia resuenan en todo el lugar y comienzo a caminar de un lado a otro lentamente mientras respiro hondo intentando controlar mis pensamientos.
Yo sabía que esto sucedería y sé que solo es el principio.
Mi guerra con los Petrov es eterna.
Me volteo rápidamente y voy hacia ellos con la mirada fija.
—Haberse perdido tres años de los mellizos son las malditas consecuencias de sus actos—pronuncio con seguridad—. Su padre cometió un gran error al no enseñarles a perder.
Justo cuando está por abrir la boca Khlaus, la puerta de la habitación se abre dejandonos a los tres en un completo silencio mientras que nuestras miradas se enfocan en la persona que entra por ella.
Max los ve y traga grueso, su expresión lo dice todo y sé que esto también es difícil para él. Cierta la puerta detrás de él y se adentra mientras que yo bajo la guardia y camino a su lado, él me sorprende cuando sin decir ni una palabra me besa frente a los Petrov y envuelve mi cintura con su brazo.
En cuanto vuelvo a mirar al frente noto las miradas oscuras de los hermanos mientras cargan con la mandíbula tensa.
—Por fin podemos tener de frente al señor presidente—expresa Khlaus en un tono irónico.
Max los detesta y aunque no me dice nada, lo sé.
—Maldita sorpresa la de ustedes—expresa siguiendole el juego—. Llego a mi casa y me encuentro con el Pakhan y el vor de la jodida mafia rusa.
Ambos ríen escondiendo el desagrado.
—Placeres que no se consiguen todos los días, Max—pronuncia Keegan con sarcasmo.
El clima es demasiado tenso, estoy molesta con los Petrov pero una parte dentro de mí no deja de querer arreglar esto a tiempo para que no se arme un desmadre.
Ojalá las cosas fueran más fáciles.
Khlaus camina con arrogancia hacia nosotros, me da una mirada fría y luego concentra su vista en mi esposo. Conozco sus gestos, sus expresiones y en este preciso instante está siendo el Pakhan, aquel ser despiadado que solo le importa el poder y su jodida organización.
El enojo de Khlaus hacia mí es diferente que el de Keegan.
Él no dice nada, él no me castiga con sus palabras pero lo hace con su indiferencia y un silencio de Khlaus Petrov duele mucho más que cualquier insulto que pueda salir de su boca.
—Creo que ha llegado el momento de que tengamos esa conversación que tanto has estado esperando al asumir tu cargo—expresa el rubio, totalmente irónico.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
عاطفيةAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...