KEEGAN PETROV
Aunque siempre me han culpado de ser el más egocéntrico de los dos, en este momento ese premio se lo lleva Khlaus. Mientras yo espero tranquilamente esperando para ser liberado él está como loco por eso solo hecho de estar pisando una cárcel. Estamos complicados y aunque Vincent junto a otros abogados dicen que nos sacarán de aquí pronto a Khlaus le repudia la idea de estar siendo humillado ante todo el país, se supone que ya no somos los misteriosos hermanos Petrov ahora somos el Pakhan y el Vor de la mafia rusa descubiertos ante todo el maldito mundo.
Mi hermano rechazó mi idea de volar todo el puto penal y salir como los malditos reyes que somos así que ahora simplemente me quedo esperando a que su mente mágica resuelva todo esto. Hace más de un mes que estamos aquí dentro y no entiendo porqué carajos Khlaus todavía soporta esto.En unas horas es el juicio oral.
Un caso como el nuestro podría durar hasta años en tribunales pero hay mucha gente pesada metida en esto y estoy seguro de que ninguno de ellos querrá que nos hagan esperar demasiado por nuestra libertad.
Todo esto me importa una mierda cuando en lo único que pienso es en Adeline y los mellizos, no sabemos nada de ella y desde aquí dentro lo único que podemos hacer es dar órdenes que las cumplen como la mierda. Me altera de solo pensar que ese hijo de puta de Nikandro sabe en donde está ella.
—Estoy perdiendo mi paciencia—expresa Khlaus mientras se acerca a mí.
No importa las comodidades que tengamos, esto es una mierda que no tendríamos que estar pasando.
Todo se ha jodido hace un tiempo pero sé que cuando salgamos de aquí todo tendrá un nuevo orden y si la mafia rusa era dura, ahora lo será el doble.
—Te dije que hay que matarlo—comento con tranquilidad.
Digamos que mi paciencia es algo que me está sorprendiendo últimamente.
Khlaus gira su rostro de inmediato y me da una mirada fulminante, suspira pasándose una mano por si barbilla y noto su tensión constante.
—¿Quién crees que nos dirá en donde está si lo asesinamos?—inquiere arrogante mientras me mira a los ojos.
Estamos hablando del maldito policía que se ha vuelto un gran estorbo.
Lamo mi labio inferior y desvío mi mirada mientras tomo una postura pensativa y tranquila.
—¿Por qué carajos estás tan tranquilo? ¿No te importa?—expresa alterado.
Suspiro.
Vuelvo a mirarlo a los ojos y nuestras miradas se desafían.
—Ella es lo único que me importa—respondo firme.
Lo observo tragar grueso y siento un poco de tensión de su parte al oírme.
Ninguno de los dos vuelve a pronunciar algo y es lo mejor para no llegar a una discusión, ambos estamos hasta la mierda y pelearnos entre nosotros no es la mejor opción.
Estamos en un pabellón aparte y lejos de todos, fuera de eso este lugar no deja de ser una pocilga mugrienta. Todavía no puedo creer que estamos pasando por esto esperando a una salida milagrosa.Las malditas horas aquí dentro son eternas, no importa cuántas comodidades nos den no voy a acostumbrarme a esta mierda. Soy un Petrov, tienen que estar lamiéndome los pies por estar pisando esta mierda de lugar.
Desde que fuimos detenidos, todo el país se revolucionó y por supuesto nuestros socios más altos también se han alterado. La interpol, el presidente, todos esos malditos están tratando de salvarnos el culo sigilosamente porque saben que si uno cae todos caemos, y no solo eso, sus más grandes negocios turbios se echarían a perder sin nosotros.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomanceAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...