Capítulo 53🐍

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ADELINE IVANOVA

En tres años la vida puede dar un giro rotundo, la mente puede encarar otro rumbo y la vida misma puede hacernos renacer como si hubiéramos muerto y revivido en ese transcurso... Sin embargo, siempre habrán esencias que estarán dentro de nosotros y que nuestra alma siempre recordará.

Me digo que este viaje lo estoy haciendo por los mellizos pero sé que en el fondo soy consciente de que lo hago por mí. Porque luego de estas dos semanas todo será diferente, este viaje puede significar el fin de todo o el comienzo de algo nuevo.

Sé de lo que hablo y es por eso que no puedo dejar de observar la imagen frente a mí de las cuatro personas más importantes de mi vida.

La alegría explota en el rostro ansioso de Kataleya y Khalid, estar en un avión privado no es causante de su alegría más bien lo es que estemos los cinco juntos. Sé que ellos deseaban demasiado esto y no puedo quitarles esa ilusión. Keegan también tiene una sonrisa en el rostro mientras juega con Kata y Khlaus aunque sea muy poco expresivo me deja ver en su mirada la tranquilidad que le da este viaje.

Tardamos unos minutos en aterrizar y siento una rara sensación al darme cuenta que ya estamos en Creta, Grecia.

Es uno de los países más hermosos en mi opinión, siempre he querido venir y es una gran casualidad que la propuesta haya sido de los Petrov.

Quiero disfrutar de este viaje, en verdad quiero hacerlo.

Quiero olvidar toda la mierda que me persigue fuera de este paraíso, quiero fingir que soy feliz.

La llegada es un caos, los niños desbordan de emociones y ni siquiera puedo decirles que se calmen. Bajamos del avión y tan solo sentir el sol de Grecia golpear mi rostro me hace respirar hondo, la paz de pisar un territorio desconocido. Bajan nuestras maletas y los mellizos corren delante de nosotros mientras los tres caminamos hacia la camioneta negra que nos espera para recogernos y llevarnos a la estancia en donde nos quedaremos.

No sé ni cómo actuar, hay un nudo en mi estómago que no me permite reaccionar del todo. Tengo miedo de disfrutar de más y también de no poder disfrutar ni un poco.

Creta es una ciudad hermosa y con las playas más lindas, realmente quiero conocer todo.

—Dicen que las diosas deben volver a su lugar de origen al menos una vez en la vida —pronuncia Keegan acercándose a mi oído.

Mantengo mi vista al frente y no puedo evitar soltar una pequeña sonrisa al entender su referencia con intento de ligue.

—Creí que era una Reina—respondo y le doy una mirada juguetona antes de entrar a la camioneta.

Oigo su risa y me encanta.

Nos colocamos los cinturones de seguridad y trago saliva mientras observo por la ventanilla como una niña encantada con el paisaje.

—¡Me encanta todo esto mami!—expresa Khalid con mucha emoción.

Lo observo y sonrío, sus hermosos ojos azules brillan.

—Me alegra mucho cariño—respondo tranquila.

El camino a la estancia se hace bastante corto,  llegamos y el lugar es grandísimo además que está lleno de naturaleza y un jardín completamente hermoso. Queda en una parte tranquila de la cuidad y cerca de la playa, no puedo describir con palabras lo hermoso que es este lugar,  un perfecto paraíso que alberga las mejores fantasías.

Nos adentramos mientras los Petrov se encargan de nuestras maletas, observo perfectamente todo a mi alrededor y camino junto a mis hijos que saltan de la emoción.

El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora