ADELINE IVANOVA
Es necesario disfrutar los momentos como si fueran los últimos porque a veces simplemente lo son.
Khlaus y yo dormimos juntos. Solo dormir.
Pero antes de que amaneciera me fui de su habitación, no hubiera podido soportar despertar y tener que volver a la mísma enemistad de siempre. Un Khlaus ebrio logro llevarse mi corazón más que el propio de todos los días.
Sigo aquí, encerrada pero de una manera mental.
Suena loco que Keegan, Khlaus y yo estemos compartiendo la misma casa y estemos tan alejados el uno del otro. A veces simplemente quiero volver a eso que teníamos por más que no fuera lo mejor pero luego recuerdo que nunca fui la primera opción y me arde el alma de la rabia.
Me había acostumbrado a ser la segunda opción de mi familia pero que ellos me hayan hecho sentir como una Reina cuando en realidad era la princesa me dolió y aún duele.
Siempre va a ser ella y sobre todo para Khlaus.
Y no hay nada que yo pueda hacer al respecto.
Solo tengo que salir de aquí, tengo que irme lo antes posible aunque sea difícil.
Voy a jugar la misma carta que ellos jugaron conmigo.
Voy a ganarme su confianza y hacerlos creer que amarlos es más importante que desearlo todo.
Mis hijos me brindaran la ayuda que necesito.
Y Vincent tendrá todo listo para cuando logré poner un pie fuera de esta finca.
—En cualquier momento te llamarán para declarar—dice mi hermano.
Tomo un trago de agua y lo miro sin importancia.
Estoy recostada en una hamaca paraguaya en medio del sol.
—Ok—respondo.
Escucho un suspiro de su parte.
—Ade, perdóname pero debo preguntarte—expresa con pocos ánimos.
Giro mi cabeza y lo miro a los ojos sería.
Sé lo que va a preguntar.
—Dime.
Ni siquiera puedo sentirme nerviosa, no me importa.
—¿Tú asesinaste a Lidian?—inquiere y se forma un clima tenso.
Trago saliva y fijo mi vista en él.
Lidian está en donde siempre debió estar.
—Es que papá no deja de insuarlo y todo coincide con esa noche, estabas muy alterada y...—intenta explicar acelerado.
Mi padre fue en lo primero que pensó y a pesar de que se lo haya negado, aún lo cree.
La pregunta es...
¿Me conoce tanto como para saberlo o me conoce tan poco para que pase por su mente?
—Sí—confieso interrumpiendolo.
Su expresión es de total asombro y hasta decepción. No puede ocultarlo, me observa como si estuviera viendo un monstruo al que creía conocer.
—No lo dices en serio—musita intentando convencerse.
Suspiro.
¿En verdad él cree que no soy capaz?
A pesar de que haya sido un accidente, otra persona se hubiera muerto de culpa.
No le debo nada a Lidian ni a nadie.
—Yo la maté, Vincent—expreso tranquila—. Papá tiene razón.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomanceAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...