KHLAUS PETROV
Estaciono la camioneta detrás del auto de Vincent y apago el motor mientras lo observo bajarse para luego entrar al edificio en donde está su departamento, Keegan y yo lo hemos convencido de que lo mejor no es dejarla sola. No sé porqué carajos siento una opresión en el pecho horrible que me tiene intranquilo, finjo como si nada ocurriera pero mi silencio duele incluso más.
—Vinimos y ni siquiera podemos verla, al parecer nosotros mismos nos castigamos—expresa Keegan con molestia.
Suspiro y lo ignoro.
Ambos estamos en vista hacia el edificio como si esperáramos algo que no va a suceder, solo quiero saber que ella está bien y que no está con ese inútil.
Hay demasiada gente que quiere deshacerse de Adeline y me da muchísima rabia de solo pensar que no puedo llegar a ser suficiente como para protegerla de todos. Ella es la mujer que carga a mis hijos en su vientre y aunque todo sea una mierda confusa no voy a dejar que nada ni nadie le haga daño.
Giro mi rostro hacia mí hermano y me doy cuenta que él está pasando por lo mismo que yo, sus expresiones me indican todo ese cóctel de emociones que guarda dentro porque aunque Keegan siempre ha sido más emocional que yo no deja de ser un Petrov. En la mafia creces sabiendo que si eres hombres hay ciertas reglas y expectativas que debes cumplir al pie de la letra. Nos conocemos lo suficiente como para saber que lo que nos está ocurriendo en este momento es algo nuevo de lo que nadie nos preparó para manejar.
Ella entró a nuestras vidas y cambió absolutamente todo, quiera admitirlo o no debo decir que Adeline nos ha dado muchas cosas buenas. Es como un huracán hecho mujer, viene a dejar un desastre dentro de tí pero ese maldito desastre es algo tan adictivo que no podría explicarlo con palabras.
Jamás creí decir que mi hermano y yo estaríamos unidos a una sola mujer como si fuera nuestra fuente de vida, lo que todo comenzó como un juego perverso con cada día que pasa se vuelve más real y difícil de manejar.La odio.
Maldita sea Adeline...
—¿Por qué carajos tuvo que ser ella?—inquiero molesto en voz alta.
Keegan voltea a verme y está completamente serio, compartimos una mirada intensa para luego escucharlo hablar.
No hace falta que se lo explique, mi hermano entiende.
—Porque es como ninguna otra—responde casi para sí mismo.
Tomo con fuerza el volante y no puedo evadir todos los malditos pensamientos que me torturan cada día.
Me detesto de solo pensar en que de todos los malditos problemas que estoy teniendo en este momento lo único que me importa es mantenerla a salvo todo el tiempo. Odio querer tenerla cerca, odio profundamente no poder simplemente alejarla y ya.
Se siente como una tortura.
Keegan suspira y la tensión de ambos se siente en el aire.
—¿Qué vamos a hacer con esto?—me pregunta en un tono serio.
Lo miro a los ojos y su pregunta me deja sin palabras por unos largos segundos.
Ni siquiera sé que carajos es esto y tampoco sabré que hacer con ello. Los tres estamos hundidos en una mierda grande, está maldita guerra no se va a acabar así no más y no sé qué es lo que pasará con nosotros al final...
Mi hermano y yo queremos a la misma mujer.
Y lo más enfermizo es que no me molesta compartirla, no con él.
De todas las mujeres que existen en este mundo, tan sólo una es la que nos causa tanta revolución.
Y no poder controlar todo esto me da mucha rabia. Se supone que soy Khlaus Petrov, el maldito Pakhan de la mafia rusa y una mujer acaba de robarse todo mi poder y autocontrol de años.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomanceAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...