KHLAUS PETROV
Doblo y abotono las mangas de la camisa a mis muñecas, mi expresión es neutral mientras me observo en el espejo que tengo justo en frente mío. Mi cabello está ordenado y con el corte que me hago siempre a los costados, huelo mi colonia que desprende de mi piel y mi barba afeitada y perfilada le da un gran toque a mi mandíbula marcada.
Visto una camisa blanca con moño y un blazer azul marino de terciopelo.
Estoy elegante y me encanta como me veo pero mis egocéntricas ganas de ser el que llame la atención de todo el evento me consume, quiero que ese idiota vea que jamás podrá estar a mi altura y que presidente de Rusia o no, en este país mandan los Petrov. El gobierno no es más que unos robots inútiles que acatan las órdenes que nuestra organización da.
Trago saliva y mi manzana de Adán se marca.
Mis pensamientos están hundidos y ni siquiera soy capaz de pensar en otra cosa que no sea ella, Adeline tiene ese puto don de volverse adictiva para cualquiera que tiene el placer de siquiera observarla. A veces me siento un completo inútil por querer que regrese con nosotros después de todo, de sus traiciones y malas decisiones.... Pero si algo he aprendido es que sin importar que tan sádico y oscuro sea el infierno, los demonios siempre se quemarán por su Diabla.
Y yo siempre estaré dispuesto a quemar el mundo conmigo dentro solo por ella.
Manipuladora, fría, sádica, caprichosa, traicionera, asesina, madre, egocéntrica... No me importa en cuál de todas sus facetas se encuentre ella siempre será mi prioridad.
Adeline y los mellizos, porque no solo es una perfecta Diosa demoníaca que también logró parir dos mellizos Petrov.
—Nunca creí que criaría a dos alfas para que luego se rindan a las bragas de una mujer—pronuncia una voz ronca detrás mío.
Sonrío irónico sin siquiera voltearme.
—Porque tú nunca has sido lo suficientemente valiente como para respetar siquiera a la madre de tus hijos, ¿Verdad?—inquiero seco.
Vladimir aparece detrás mío y veo su reflejo en el espejo, me da un vistazo de pies a cabeza mientras coloca la palma de su mano en mi hombro.
Siempre he ignorado los errores de mi padre, a lo largo de mi vida me convencí de que era un caso perdido y que ya no había vuelta atrás. Él no va a redimirse y tampoco espero que lo haga pero ojalá algún día pueda entender el verdadero significado de la familia y no solo vivir y morir por él mismo.
Él sería capaz de descuartizar a cualquiera que nos haga daño a nosotros, sus hijos, pero no lo haría por amor a nosotros sino que por mantener su ego y hacer valer su poder.
Vladimir no sabe lo que es amar....
Y es lo que nos ha enseñado a Keegan y a mí.
—A tu madre le he dado todo Khlaus—pronuncia sin ningún remordimiento.
Le ha dado una mansión, joyas, vestidos, diamantes pero el precio de ello era rendirse a la sumisión.
Mi madre le ha entregado mi alma al Diablo y es por eso que hoy no está aquí con nosotros y él sí...
Se tensa mi mandíbula y él me da dos palmadas en el hombro, me alejo con desprecio y camino hacia la pequeña barra en donde me sirvo una vez más mi whisky favorito. Voy el tercero en lo que va de la noche.
—No quiero que te vuelvas a meter con ella o con mis hijos—pronuncio firme y gélido mientras bebo.
Escucho su sádica risa llena de ironía detrás mío.
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El juicio del Diablo ||#2 TRILOGÍA PURGATORIO||
RomanceAdeline arriesgó todo lo que le quedaba en destruirlos, incluso su vida y un mal paso está por acabar con ella. La traición no tiene perdón y los hermanos Petrov harán lo que sea para castigarla por ello. Una guerra sangrienta está en camino. Una pa...