𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓

42. Difícil de encontrar e imposible de olvidar

Qué hermoso se siente cuando quieren saber todo acerca de los mundos que tienes dentro de ti.

-butterflies rising.

–Eleanor, pon esto en la habitación de invitados para Draco, por favor, el elfo lo ha lavado– dijo mi madre, entregándome una pila de sábanas y otras cosas de la cama.

–¿Estás segura de que van a volver? No hemos sabido nada de ellos en más de una semana, madre– le dije. No había sabido nada de Draco desde que se fue con su madre y me hizo sentir ansiosa. ¿Y si le hubiera pasado algo? ¿Por qué necesitaba a Draco?

–Si lo hacen, necesitan una cama para dormir, Eleanor, ahora vete– dijo, empujándome hacia las escaleras. Suspiré, desplomándome por la gran escalera hecha de piedra vieja.

No sabía muy bien qué sentir. Me sentía preocupada todo el tiempo y solo llevábamos una buena semana de julio. ¿Así iba a ser el resto del verano?

Abrí la puerta del dormitorio de invitados. Era una habitación diferente a la mía, que normalmente usaba para almacenamiento adicional, pero mi madre había hecho que el elfo la limpiara. 

Estaba inquietantemente vacío en la mansión Selwyn. No lo había notado antes debido a la presencia de Narcissa y Draco, pero la ausencia de mi padre era notable, haciendo que todo se sintiera un poco más solitario.

Hice la cama, tratando de que se pareciera un poco más a mi hogar. Busqué unas velas y puse unos libros en su mesita de noche. No tenía ninguno sobre Alquimia, pero encontré uno sobre quidditch y otra sobre duelos, que sabía que a él también le gustaban. Puse una manta extra en su cama y luego me quedé allí por un rato, sin saber qué hacer.

–Eleanor, ¡Llegaron tus puntajes del TIMO!– gritó mi madre. Mis ojos se abrieron como platos y en un par de segundos, estaba de vuelta abajo, agarrando la carta de sus manos. 

–¡Con qué frecuencia tengo que decir esto, deja de correr!– ella siseó, antes de dirigirse a la cocina.

Traté de evitar que me temblaran las manos mientras abría el sobre con cuidado. Dentro había un simple trozo de pergamino, todos mis cursos enumerados uno debajo del otro, las puntuaciones detrás de ellos. Nueve E y tres S, eso estuvo bien. Esto era realmente bueno.

Miré hacia arriba y sonreí brillantemente. Es lo que quería, por lo que había trabajado.

Y no tenía con quién celebrarlo.

Dejé la carta sobre el tocador y dejé caer la sonrisa.

Pasé el resto del día leyendo en la biblioteca, que era por lo general como pasaba mis días. No fue muy emocionante, pero siempre prefería el día a la noche.

Últimamente tenía muchos problemas para dormir y sabía que era por la ansiedad que había vuelto a desarrollar el año pasado. Así que pasé la mayor parte de la noche en mi balcón con una manta, mirando la noche estrellada. Me había aprendido casi todas las constelaciones de memoria la semana pasada. No tenía nada más que hacer de todos modos. Me senté allí durante un par de horas, hasta que estuve tan cansada que supe que me quedaría dormida antes de empezar a pensar demasiado.

Y esa noche estaba tratando de ubicar la constelación de mi signo zodiacal, Leo. Había una constelación llamada Draco. No se podía ver desde donde vivíamos, pero estaba en alguna parte, brillante y orgullosa.

Solo esperaba que Draco Malfoy también estuviera por ahí en alguna parte.

Había escrito a Tracey y Daphne hoy, pero no sabía muy bien qué decir. Los periódicos habían estado llenos de oscuros acontecimientos durante toda la semana. Ollivander había sido destruido, el Puente Brockdale fue destruido, matando a docenas de muggles y Cornelius Fudge renunció como Ministro de Magia.