𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓

18. Si no lo menciona, no sucedió

Cuando está callada, hay una razón. Ella está clasificando todo el caos en su cabeza y toda la locura en su corazón.

-L.L.K.

No dormí mucho esa noche. ¿Cómo podría hacerlo después de que Draco Malfoy me besara de la nada? Y luego, se fue, así como si nada.

No tenía idea de qué hacer o qué pensar. ¿Por qué hizo eso? ¿Estaba borracho? Me odiaba, ni siquiera éramos amigos. ¿Por qué me besó?

¿Y por qué no me repugnaba por completo la idea?

Y luego estaba el otro problema: el desayuno navideño. En solo unas horas, los Malfoy estarían en mi puerta nuevamente. Podía imaginarlo esperando que yo fingiera que no había sucedido.

Pero seguro que no iba a hacer eso.

Necesitaba respuestas. Necesitaba saber por qué hizo lo que hizo. Recordar la conversación de anoche me hizo sonreír. Realmente nos unimos por un momento. Pero ¿Por qué, oh, por qué lo arruinó con ese beso?

Y luego estaba Adrian también. Había besado a dos tipos diferentes en el lapso de una semana, Merlin Eleanor.

El beso de Adrian fue diferente. Fue suave, cálido y con permiso. Draco simplemente... lo hizo. Y todo lo que pude hacer fue congelarme. Nunca en un millón de años había imaginado que eso sucediera.

¿Y por qué no lo odié?

La luz del sol comenzó a asomarse a través de las cortinas, lo que me hizo gruñir. Apenas dormí. Aparté las mantas de mí y estiré mis músculos doloridos. Necesitaba una ducha.

Me arrastré hasta el baño y encendí la ducha. ¿Por qué la vida era un desastre?

El tiempo pasó demasiado rápido para mi gusto esa mañana. Me había despertado demasiado temprano, pero de repente mi madre me apresuró a ponerme el vestido antes de que llegaran los Malfoy. El tiempo vuela cuando temes el momento futuro.

El vestido de hoy era uno de los favoritos de mi madre. Era rojo y estructurado, llegando justo por encima de mi rodilla. Se combinó con algunas joyas de perlas que mi madre me había comprado cuando cumplí 12 años. No había desayuno sin perlas, siempre decía.

Bajé las escaleras, bastante hambrienta ya. Me había levantado temprano, pero no había desayunado debido a la situación.

Y luego se encendió la red flu.

Nuestras miradas se encontraron muy rápidamente, pero no duró mucho antes de que se volviera, con la mandíbula apretada. Bueno, esto iba a ser divertido.

–Narcissa, Lucius, gusto en verte de nuevo– dijo mi madre, acercándose a la pareja –Draco, te ves muy apuesto– De hecho, se veía elegante con su traje completamente negro.

–Te ves preciosa, Narcissa– le dije mientras la abrazaba rápidamente. Ella siempre se veía deslumbrante.

–Gracias, cariño, tú también– sonrió. Le di a Lucius un rápido beso en la mejilla y luego, torpemente, me paré frente a Draco.

–Draco– dije, simplemente asintiendo con la cabeza. Ni siquiera me miró.

–Vamos, tomen asiento– dijo mi padre, sosteniendo una silla para Narcissa mientras Lucius hacía lo mismo con mi madre. Esa era la tradición de cada desayuno, almuerzo o cena que compartíamos. Se suponía que Draco haría lo mismo por mí, pero simplemente se sentó e ignoró las miradas de su madre. Así que así iba a ser. Genial.

Me senté y me preparé para un par de horas incómodas.

–Entonces, Eleanor, ¿Cómo ha estado la escuela? ¿Lista para tu TIMO al final del año?– Preguntó Lucius.