56. Ella se destacaba, como una flor silvestre entre docenas de rosas.

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Sabía que me faltaba amor a mí mismo cuando esperaba que las personas reconocieran mi dolor y dieran prioridad a salvarme. Necesitaba salvarme.

Mia. 

–¿Daisy?– Llamé al elfo doméstico. Normalmente no la llamaba cuando se trataba de estos asuntos, no la pedía a menudo en general, pero apenas había hablado con mi madre y me gustaría pasar la noche sin una conversación incómoda con ella.

–¿Sí, señorita Selwyn?– preguntó cuando apareció en la puerta de mi habitación.

–¿Podrías ayudarme a ajustar mi vestido? No puedo alcanzarlo correctamente– le dije.

–Claro, señorita Selwyn– dijo. Me arrodillé para que pudiera alcanzar la parte de atrás de mi vestido y respire profundo. Daisy tiró suavemente de las cintas. 

–Puedes apretarlo más fuerte, tan fuerte como puedas, en realidad– me reí entre dientes por lo cuidadosa que estaba siendo.

–Daisy no quiere lastimar a la señorita Selwyn– dijo en voz baja.

–No te preocupes, Daisy, ya estoy acostumbrada– le dije. Estaba bastante acostumbrada y no me importaban mucho los vestidos con corsé. Eran muy incómodos, sí, pero me hacían lucir deslumbrante.

–Vamos– la animé –Tres, dos, uno– Respiré de nuevo y ahora Daisy tiró de las cintas mucho más apretadas, asegurando el corsé.

–Muchas gracias, Daisy– dije, tomando las cintas de ella y atándolas con cuidado en un nudo, ocultando el exceso detrás de mi cuerpo. 

–No hay problema, señorita Selwyn– dijo y se alejó saltando. Daisy no estaba cerca ya que mi madre la dejaba hacer todo tipo de mandados, pero me agradaba bastante. Ella era muy inocente, tan pura.

Me puse de pie lentamente, ya que los movimientos rápidos ya no eran posibles y me arreglé el vestido. Me había recogido parte del cabello con unas horquillas de perlas y había rizado el resto. Me puse unas joyas de plata que me regaló Narcissa hace un par de años y unos tacones que habíamos comprado en el Callejón Diagon.

Sabía que Draco estaría allí esta noche, y seguramente se arrepentiría de sus acciones de los últimos meses una vez que me viera con este vestido.

–Vamos, Eleanor, casi llegamos tarde– dijo mi madre cuando pasó por mi habitación. Rápidamente me puse un poco de perfume y la seguí.

Por lo general, mi papá esperaba al pie de la escalera, siguiendo cada uno de mis pasos mientras bajaba. Me decía lo orgulloso que estaba de mí y la hermosa hija que tenía. Él no estaba este año. No siempre me llevé bien con mi padre, pero todos los años se tomaba el tiempo de decirme que estaba orgulloso de mí.

Este año nadie me diría lo bonita que me veo y lo orgullosos que están, ciertamente mi madre no lo haría.

DRACO POV.

Revisé la entrada por centésima vez, pero ella todavía no estaba aquí. No sabía muy bien si lo esperaba con ansias o si lo temía. Usualmente disfrutaba verla, pero es exactamente por eso que también lo temía este año. Tendría que presentar mi mejor acto de nuevo y ya no tenía ganas de hacerlo. Quería ser con quien ella llegara, quería traerle un trago e invitarla a bailar y quería decirle genuinamente que se veía absolutamente hermosa.

Y era frustrante no poder hacerlo.

–Draco, estás encorvado otra vez– dijo mi madre en voz baja. Enderecé mi espalda, tratando de concentrarme en la conversación en cuestión. Mi madre estaba hablando con el padre de Theo, pero él mismo se había ido con una chica al azar que no conocía.

𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora