31. Era como una droga, adictiva y altamente ilegal

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Hoy mi fuerte está oscuro. Los árboles están tristes y las mariposas tienen las alas rotas. 

-Raine Cooper.

DRACO.

Solo vi a Eleanor una vez más durante las vacaciones de Pascua, cuando su familia vino a cenar. Llevaba uno de esos vestidos que mi madre le había comprado. Estructurado y modesto, pero de alguna manera muy atractivo.

Y fue una tortura. Aunque nunca lo admitiría, Eleanor era increíblemente atractiva. Me hizo querer besarla.

En la escuela era fácil tenerla sola. Todos los lunes y jueves estábamos solos durante al menos una hora. La patrulla de repente parecía mucho más interesante de lo que había sido en los últimos meses.

Pero en casa, no tanto. Mis padres me interrogarían en las profundidades de la tierra si de repente empezara a salir con ella y preferiría que no hicieran preguntas. Los desarrollos entre Eleanor y yo fueron puramente físicos y sabía que mi madre comenzaría a planear la boda si se enteraba.

Esto fue divertido por un rato, ambos lo sabíamos.

Pero eso no significaba que fuera menos frustrante ignorarla ese día. Solía ​​ser una brisa, pero ahora era diferente. Era como una droga, adictiva y altamente ilegal.

Solo por diversión, pero todavía no estaba listo para renunciar a esa diversión.

Así que cuando el tren volvió a salir de la estación de Kings Cross, fue suficiente. De todos modos, el tren estaba casi vacío ya que muy pocos estudiantes se fueron a casa durante las vacaciones de Semana Santa. Así que Eleanor Selwyn definitivamente no elegiría sentarse con alguien si hubiera otras opciones disponibles.

Caminé por el pasillo, mirando en cada compartimiento. La encontré en algún lugar en el medio, mirando un libro de hechizos.

Abrí la puerta, lo que hizo que sus ojos se dispararan. La comisura de sus labios se elevó muy rápidamente.

–Malfoy, ¿A qué debo este placer?– preguntó, guardando su libro. Cerré la puerta del compartimiento y lancé el encantamiento de desilusión. No necesitaba que nadie nos viera juntos. Me acerqué a ella y puse mis manos en la pared a cada lado de su rostro. No parecía desconcertada, como la última vez. Ella simplemente arqueó una ceja y me devolvió la mirada intensamente.

–Ha sido un poco difícil tenerte a solas, Selwyn– susurré. Sus ojos se dirigieron a mis labios por una milésima de segundo y supe que ella estaba pensando exactamente lo mismo.

–La gente podría entrar, no lo hagas– dijo, mirando hacia la puerta.

–Ocúpate de eso– le dije, levantando su barbilla con mi dedo índice.

–Crees que eres tan deseable, ¿No?– dijo ella, poniéndose de pie para minimizar la diferencia de altura. No era bajita, pero sí más pequeña que yo.

–¿No lo soy?– En un rápido segundo ella había cambiado los lugares. Me empujó hacia el asiento y se inclinó como yo había hecho con ella. Estaba sorprendido por decir lo menos.

–Aún tienes mucho que aprender– dijo en voz baja, acercándose un poco más. La olí de nuevo. Su aroma a rosas blancas y menta fresca, pero esta vez no había bayas.

–Entonces enséñame– susurré antes de acercarla a mí y cerrar la brecha.

Sostuve su cintura con fuerza y ​​la puse en mi regazo. El beso mostró hambre y mucho deseo. ¿Cómo podía una chica que me desagradaba tanto provocar tal deseo?

𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora