44. Y sabes que no estoy bromeando

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Hizo que lo roto se viera hermoso y lo fuerte se viera invencible. Caminó con el universo sobre sus hombros e hizo que parecieran un par de alas.

-Ariana Dancu.

Los días que pasé con Draco fueron una dicha absoluta. La mayor parte del tiempo dormíamos, luego leíamos juntos en la biblioteca, antes de ir a buscar el almuerzo y hacer un picnic en algún lugar del jardín, pasando la mayor parte de la tarde allí.

El estado de ánimo decayó un poco cuando se acercaba su partida, ya que sabía que estos momentos no volverían a suceder en mucho tiempo. Pero sabía que así era como se suponía que debía ser y un día todo encajaría. Un día sería su novia, sin miedos ni dudas.

Solo tenía que ser fuerte por un tiempo, ser una Selwyn.

Si nuestro bando ganaba la próxima guerra mágica, lo que parecía muy probable en ese momento, Draco probablemente seguiría siendo un mortífago por el resto de su vida. Eso significaría que si quería estar con él, tenía que acostumbrarme a estas ideas que retrataba este lado. No solo tenía que apoyarlos, sino creerles genuinamente. Probablemente podría aceptar convertirme en un Mortífago, pero no ser parte del círculo interno. Si a mi padre lo sacaran de Azkaban, estaría aún más cerca de todo. Y necesitaba estar a su lado, mostrándole que había criado a una buena hija, una verdadera Selwyn.

Pero sabía que aún no estaba allí, así que por ahora era más seguro no revolver la olla saliendo públicamente con Draco, hasta que estuviera lista. Solo tomaría un poco de tiempo.

DRACO POV.

–¿Lo tienes todo?– preguntó mi madre mientras estaba empacando el último par de artículos.

–Creo que sí– dije, cerrando la cremallera de mi bolso. Estos dos días habían sido geniales, pero sabía que tenían que terminar. Estaba ocurriendo una causa mayor y yo era parte de ella. No podía defraudar a estas personas y, por mucho que me hubiera gustado hacerlo con el apoyo de Ellie, sabía que esa no era una opción en este momento.

–Entonces, ¿Cómo te sientes?– preguntó, poniendo una mano en mi hombro.

–Estoy bien– murmuré, dejando la bolsa afuera, solo para tener algo que hacer.

–Draco, mírame– dijo mi madre con urgencia –Puedes ser honesto conmigo, puedo ver que tienes miedo.

–No tengo miedo– resoplé. Fue una gran mentira. Por supuesto que estaba asustado. Me encargaron matar al segundo mago más grande de todos los tiempos. Esa carga estaba sobre mis hombros y solo sobre mí. Pero podría hacer esto.

–Draco, no me mientas– continuó mamá, parándose frente a mí para que tuviera que mirarla. Ella siempre había sido más suave que mi padre, más comprensiva –Sé que esto es difícil para ti y desearía que las cosas fueran diferentes, de verdad me gustaría. Puedes hablar conmigo Draco.

–No hay nada que puedas hacer de todos modos, mamá– suspiré –¿Entonces, para qué molestarse?

–Porque me preocupo por ti, Draco, ¿Es tan difícil de creer?

Dejé la almohada que estaba acomodando solo para mantener mis manos ocupadas. Sabía que estaba preocupada, pero eso solo me preocupó más y no podía permitirlo.

–Estaré bien, mamá– le dije mirándola a los ojos –Lo único que puedes hacer por mí es no contarle a nadie sobre Eleanor y yo, ni siquiera a la tía Bellatrix. No quiero que se involucre en esto.

Se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo.

–Lo sé– suspiró –Y no lo haré. No se lo diré a nadie.

𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora