54. Honestamente, mi madre puede irse a la mierda, la vaca estúpida

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Hay una diferencia entre gustar y ser valorado. A mucha gente le gustas, no mucha te valora. Ser valorado.

-Pritesh Lad.

–¿Puedes subirme la cremallera?– le pregunté a Daphne, me había puesto el vestido para la fiesta de esta noche.

–Claro– murmuró Daphne, poniéndose unos aretes.

–¿Qué diría tu madre acerca de que no uses un vestido de corsé para una reunión formal?– Daphne se rió entre dientes.

–Bueno, honestamente, mi madre puede irse a la mierda, la vaca estúpida– me burlé. Nunca tuve una buena relación con ella, pero este verano la había llevado a un nivel completamente nuevo y aunque no la había visto en cuatro meses, los sentimientos negativos no se habían desvanecido ni un poco. Volvería a casa mañana. No estaba deseando que llegara.

–Ese es el espíritu– se rió Daphne. Me puse unos aretes brillantes y un collar de plata con pequeñas piedras de rubí. Encontré el collar que Adrian me había dado cuando buscaba uno para combinar con este atuendo. No estaba muy segura de qué hacer con él todavía. No estaba segura de por qué me había aferrado a él tampoco. No lo había visto ni pensado realmente en él desde la última vez que lo vi en Hogwarts el año pasado. Me preguntaba si su madre lo había dejado volver a la casa.

–Aspiro a ser tan hermosa como tú algún día– suspiró Tracey, poniendo su cabeza en mi hombro mientras admiraba mi reflejo en el espejo. Sonreí ante el cumplido. Me veía bonita esta noche. Tracey me había recogido el cabello en un moño, con algunos mechones de cabello que todavía enmarcaban mi rostro. Me había puesto un poco de maquillaje ligero y mi perfume favorito. Y me puse un vestido que había elegido yo misma cuando fui de compras la Navidad pasada. Era de color rojo brillante y llegaba por encima de la rodilla. El lateral del top estaba decorado con flores bordadas del mismo color y el escote en V hacía brillar mi collar. La falda era rígida, pero no apretada, lo que me permitía caminar libremente.

–Por favor, Tracey, eres una mujer hermosa– le dije, empujándola frente al espejo. Su cabello caía suelto alrededor de sus hombros y su vestido verde menta era muy favorecedor para su tono de piel claro -Blaise es un chico afortunado.

–Lo sé, ¿Verdad?– ella sonrió, girando alrededor.

–Bueno, vámonos, ¿De acuerdo?– dijo Daphne. Pensé en llevar una chaqueta para combatir el aire frío de diciembre en el castillo, pero arruinaría el atuendo. La belleza es dolor.

–Las veré a ambos en la fiesta, ¿De acuerdo?– Tracey dijo cuando vio a Blaise en uno de los sofás de la sala común. Antes de que pudiéramos responder, ella ya había llegado a su cita y pude ver que sus ojos se iluminaban al notar su presencia. No podía escuchar su conversación, pero podía imaginar a Blaise diciéndole lo hermosa que se veía. Me dolió un poco.

–Vamos– dijo Daphne, sabiendo lo que estaba pensando. Aparté los pensamientos tristes y atravesé la sala común. Sentí las miradas arder en mi espalda. Todo el mundo conocía el club de Slughorn, aunque muy pocos formaban parte de él. Los celos que incitaba eran probablemente el único aspecto agradable de ello. Aunque, sentí que no quería que la gente estuviera celosa de mí en este momento. La mayoría ya estaba asustada, me vendría bien tener menos emociones negativas en este momento.

–Oh, lo siento– dije mientras mi ensoñación hacía que casi chocara con alguien al salir. No hubo respuesta, pero la persona en cuestión tampoco se movió. Miré hacia arriba para ver que Draco era la persona frente a mí, por supuesto.

–No te preocupes– dijo en voz baja y pude sentir que me miraba. Estaba apenas a un pie de distancia y mi cuerpo dolía por su toque, sus labios sobre los míos. No lo había besado desde mediados de octubre, que fue hace más de dos meses.

𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora