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INCLUSO EN EL INSTITUTO


La cena fue de lo más silenciosa, producto del cansado día de mudanza, aunque Akira y Nieves hablaban un poco entre ellas.
Cuando terminó Samuel dio las gracias por la cena y se despidió, diciendo que alistaría las cosas para sus clases de la mañana siguiente y que se acostaría a dormir. No esperó ningún tipo de respuesta de ninguno de los tres y salió de la cocina. Al poco tiempo cada quien hizo lo mismo.

Un golpe leve en su puerta llamó su atención y le bajó el volumen a su móvil.

-Mamá, lo siento ¿Estaba muy alto?- preguntó Rubén mientras veía a la mujer negar.

Nieves ingresó al cuarto de su hijo y cerró la puerta detrás de ella- ¿Qué le hiciste a Samuel? Estuvo molesto durante toda la cena- acusó a su hijo mientras esté reía levemente.

-Es divertido molestarlo- respondió.

-No te excedas, Rubén- lo regañó. Su hijo asentía aún sonriendo al recordar la expresión y aquel ceño fruncido en el azabache- hijo- Nieves se sentó a los pies de su cama- desde el inicio nunca me diste problema pero ¿Estás bien con todo esto?-.

-¿Eh?-.

-La decisión de venirnos a vivir con los De Luque-.

-Sólo quiero que seas feliz mamá- respondió con sencillez y una amplia sonrisa- y si esto es lo que te hace feliz entonces, está bien para mi-.

-Cariño-.

-Vaya, creí que te tomaría tiempo ordenar tu habitación- dijo Akira al ingresar a la habitación de su hijo con una taza de te en las manos- tómalo Sami, tiene las hierbas especiales- dijo dejando la taza sobre el escritorio

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-Vaya, creí que te tomaría tiempo ordenar tu habitación- dijo Akira al ingresar a la habitación de su hijo con una taza de te en las manos- tómalo Sami, tiene las hierbas especiales- dijo dejando la taza sobre el escritorio.

Samuel bufó- de verdad que ya no lo necesito, estoy tratando de dejar esas feas hierbas- respondió.

-Este fin de semana pásate por muchos cambios bruscos- dijo Akira seriamente- bébetelo, todo- ordenó.

No tuvo otra opción, si quería evitar una crisis entonces lo mejor era obedecer a su madre. Habían sido muchos cambios y él aún estaba tratando de asimilarlo todo, aunque aquella hierbas relajantes no le gustaban para nada, siempre que estaba por comenzar una crisis, trataba de relajarse por su cuenta y si estaba en la escuela siempre corría hacia Luzu que sabía cómo calmarlo.

-Tu habitación quedó perfecta, cielo- alagó su madre.

-Gracias, Luzu me ayudó mucho- respondió con una amplia sonrisa.

Akira se quedó viéndolo, luego volvió a dirigir su vista por toda la habitación hasta toparse con el collage de su hijo al lado de su cama con muchas fotografías, en varias de ellas salía con el nombrado.

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora