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Confianza

-¿Cómo está?- pregunto Akira a un Luzu que bajaba hasta la sala.

-Bien, está durmiendo, Rabis se quedará haciéndole compañía- respondió acariciando su propia nuca- lo mejor es dejarlo descansar, por suerte se siente en confianza con Rubén- agregó al notar la intranquilidad a la rubia, Nieves asintió agradecida.

Akira dejó salir todo el aire en sus pulmones, al menos Samuel estaba bien, estaba en casa, con Alfas de confianza.

-¿Tiene algo planeado para alejar al bastardo acosador, Akira?- preguntó Luzu tomando asiento en el sofá cercano a la Alfa.

Akira negó- Pero no pienso quedarme de brazos cruzados- afirmó- yo metí a Samuel en esto, no voy a permitir que ningún Alfa tome a mi hijo sin su consentimiento- agregó con decisión.

Luzu asintió y se despidió de ambas, les pidió que lo mantuvieran informado sobre todo y que no dudaran en pedir de su ayuda para terminar con ese tema de una buena vez, ambas asintieron. Antes de irse le pidió a Akira una fotografía del susodicho para estar más atento al momento de estar a solas con Vegetta, de esa forma podría cuidarlo mejor.
Al Alfa no le hacía gracia aquella situación, sabía de buena mano que a veces aquellas situaciones terminaban mal; su tío era parte del cuerpo de policía y solía contarle varios casos complicados en los que se vio implicado.
Quizás consultar aquella situación con él sería de ayuda. Pensó que su tío podría darle consejos de pasos a tomar en aquellos momentos, así que ni bien llegara a casa se pondría en contacto con él.

 Pensó que su tío podría darle consejos de pasos a tomar en aquellos momentos, así que ni bien llegara a casa se pondría en contacto con él

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Se despertó abruptamente de aquella pesadilla, aún seguía acostado en su cama, en su habitación casi en penumbras. Cerró sus ojos dejando salir un suspiro, deseaba que todo aquello hubiese sido una pesadilla y nada más, nunca recibió ningún regalo de aquel Alfa. Sin embargo, cuando sintió una respiración cerca de él y giró su cabeza se topó con un dormido Rubén a su lado. Recién ahora era consciente de que sus manos estaba entrelazadas. ¿Había estado a su lado todo el tiempo que estuvo dormido? Por más que estuviera al lado de aquel Alfa, de su Alfa, no pudo sonreír, no en aquel momento.
Se sentía tan mal, tan débil e impotente; siempre quiso hacer las cosas por él mismo y eso significaba protegerse y defenderse por su cuenta, sin la ayuda de nadie más, sin embargo, ahí estaba otra vez, dependiendo de alguien más, su madre, Luzu y ahora Rubén, no podía sentirse más patético.

-Hola Veg- saludó Rubén bajito para no asustarlo.

-Hola- respondió suave.

-¿Qué hora es?- cuestionó estirando su cuerpo.

-No lo sé, pero ya está oscureciendo- respondió mirando por la ventana y notando como el sol poco a poco bajaba.

-¿Tienes hambre?- inquirió con calma.

Samuel lo miró fijo- ¿Por qué no me has preguntado nada al respecto?- preguntó dudoso.

Rubén sabía a qué se refería- ¿Qué debería preguntar?-.

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora