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Al finalizar la maratón todos se encontraron con el mejor de los premios, las tan anheladas vacaciones de verano comenzarían al día siguiente.
La mañana del sábado ambos se cruzaron en la puerta de entrada, Samuel entraba y Rubén parecía salir.

-No deberías haber salido a correr hoy, ayer te exigiste demasiado- dijo Rubius al verlo ingresar con su ropa deportiva, no era un secreto para él que el Omega despertaba bastante más temprano los fines de semana para salir a trotar por los alrededores.

-Estoy bien- respondió- ¿trabajaras hoy?- preguntó con curiosidad.

-Sí, vuelvo en la noche ¿estarás bien?- inquirió- Akira y mi madre estarán por fuera este fin de semana también-.

Samuel asintió y lo dejó en el umbral de la puerta sin decir absolutamente nada más. No estaba seguro de lo que había sucedido el día anterior con Rubius y Auron por lo cual estaba algo molesto pero se enfocó en hacer cosas más importantes, aquella tarde había quedado en salir con Luzu para cambiar un poco su ánimo. Así que se dispuso a ducharse para luego entrar en linea y jugar un par de partidas de algún juego, se lo merecía, no tenía tareas para hacer y había trabajado arduo toda la semana en el instituto.

Por la tarde, Luzu pasó a buscarlo cerca de las tres, el Omega no había almorzado nada ya que comerían los dos afuera. Era extraordinario verlos juntos, parecían una pareja real por lo que muchos Alfas u Omegas no se se les acercaban a intentar coquetearles o algo, pero aun así, ambos eran muy buenos amigos y nada más, y jamás hubo dudas o cuestionamientos. Luzu protegía a Samuel y Samuel apoyaba a Luzu contra viento y marea.

-Entonces, ¿Rabis comenzará a trabajar este verano?- preguntó Luzu mientras iban por el segundo helado.

-Sí y volverá muy tarde, así que no hay necesidad de verlo todos los días- respondió Samuel. Quizás aquello era lo mejor, necesitaba tiempo lejos del Alfa para tratar de ocultar lo que ya sabía que sentía. Todo era tan estúpido.

-¿Te aburrirás?- preguntó Luzu.

-Sí, supongo- respondió resignado, no podía negar que Rubius, a pesar de sus bromas, era muy buena compañía y que extrañaría su presencia en casa durante sus horas de ausencia.

-Es bueno que las cosas hayan cambiado un poco- dijo Luzu con una amplia sonrisa.

-¿Qué quieres decir?- preguntó curioso.

-El año pasado, cuando se mudaron juntos si tu hubiese preguntado si te aburrirías me hubiese contestado que no, que estarías mucho mejor lejos de todo el circo- dijo Luzu con el ceño fruncido tratando de imitar a su amigo- ahora te sinceraste, después de todo Rubius también está afectado en tu posición, él no pretendía nada de esto solamente acepto lo que su madre quería igual que tu-.

-Sí, supongo que tienes algo de razón- cedió el azabache. Ya había pasado un año y aquello lo tomaba por sorpresa ya que no parecía que hubiese transcurrido tanto tiempo, se había acostumbrado tanto a los nuevos Alfas en su casa que parecía como si siempre hubiese vivido con ellos.

-Dijiste que estaría trabajando en un tienda de ropa de segundas marcas ¿cierto?- inquirió mientras el Omega asentía- ¿sabes dónde queda?-.

-Sí, más o menos me guio- respondió- aunque sabes que soy malo con las referencias- sonrió un tanto incómodo.

-Venga, vayamos a verlo, seguro se alegrará de verte- animo el Alfa mientras el Omega trataba de recordar la dirección.

-¿Eh? Pero no quiero molestarlo, está trabajando- respondió Vegetta.

-Si vamos como clientes no creo que pase nada malo-.

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora