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PRIMERA SEMANA

Tarareaba tranquilo una canción mientras realizaba unos apuntes y una taza de café humeaba sobre la pequeña mesa de la sala, esperando a ser bebido.
Había transcurrido una semana desde que sus madres viajaron a Londres por razones laborales, dejándolos a ambos solos en aquella casa.

-Veg... Veeegggg tengo hambre- dijo Rubius ingresando en la sala.

-¿Y a mí qué me cuentas?- inquirió el azabache sin quitar la mirada de su trabajo- prepárate algo- agregó.

-Noooo, prepara algo tú- pidió apoyándose contra el respaldo del sofá donde Samuel estaba sentado- veeeengaaaa-.

-No, yo cocine anoche- respondió- además estoy ocupado en este momento- agregó dando la vuelta a una hoja para seguir escribiendo.

No hubo forma de convencer al Omega de cocinar algo aquella noche, Rubius no quería hacerlo ya que era pésimo cocinando, las últimas noches en las que él cocinó fue un desastre y lo único que consiguió cada vez fue hacer reír al azabache.
Y aunque en el fondo le gustaba escucharlo reír, no le hacía mucha gracia que el Omega se riera de su forma de cocinar; así que decidió hacer algo sencillo aquella noche para ambos. Un poco de arroz con verduras, algo tan sencillo de seguro no podría cagarla.

-Mmmm... 30 puntos- dijo el Omega tragando con cierta dificultad- de verdad que cocinas pésimo- agregó sirviéndose jugo- ¿Tanto trabajo te cuesta hacer un Chaw-fan comestible?- preguntó tratando de permanecer serio.

-Por eso te dije que tú te encargaras de la cena- bufó el Alfa quejándose por su comentario- cocinas mejor que yo-.

-De eso no hay duda, el fetuccini de ayer estaba delicioso- se jacto Samuel- pero dijimos que nos turnaríamos para cocinar- concluyó terminado de comer.

-Bueno, supongo que mi talento culinario lo herede de mi madre- dijo dejando caer su cabeza hacía atrás mientras espalda caía sobre el respaldo de la silla.

-¿Nieves no sabe cocinar?- inquirió con curiosidad.

Rubius se sorprendió ligeramente, pero evitó hacerlo notorio, ya aquella era la primera vez que en que el Omega demostraba cierto interés en él o Nieves- no te recomiendo que comas nada elaborado que haga de forma casera- advirtió.

-¿Eh? Pero hemos comido varias cenas hechas por tu madre- dijo haciendo memoria de las veces en las que Nieves se había encargado de la cocina, cuando su madre llegaba muy tarde del trabajo.

El Alfa volvió a sentarse de forma correcta en la silla- piensa ¿Qué es lo que suena unos diez minutos antes de que mi madre nos llame a cenar?- dijo llevando hasta sus labios el vaso con jugo de naranja.

Vegetta se quedó pensando brevemente, aquello que sonaba antes que Nieves los llamara a cenar... algo que sonaba antes... algo que...- ah- miró al contrario nuevamente- el timbre- respondió mientras Rubius largaba la carcajada- no es cierto- susurró sorprendido e incrédulo mientras el Alfa asentía aun riendo- ¿comida a domicilio?- preguntó.

-Ci-.

Samuel se encargó aquella noche de lavar la vajilla, había transcurrido ya la primera semana desde que sus delirantes madres habían salido de viaje, por razones de trabajo según ellas, pero aquello era muy sospechoso para el Omega.

-"¿Cómo pudieron dejarnos a solas?"- pensó mientras cerraba el grifo- "nos arreglamos con la comida pidiendo delivery pero básicamente yo soy quien cocina"- no era que le molestara cocinar realmente, sin embargo Rubius siempre abusaba con sus pedidos a la hora de decidir qué harían y eso si le era molesto, no tenía tiempo como para perderlo con él- "aunque me pone un poco feliz, verlo comerse todo en el plato sin dejar nada... sólo un poco"- sacudió su cabeza ¿en qué idioteces pensaba?

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora