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Navidad

-¿Eh? ¿Este restaurante?- preguntó el azabache.

-Ya convertimos este restaurante en el familiar que visitamos siempre- dijo Akira con una amplia sonrisa mientras esperaban ser atendidos.

-Es donde nuestros pequeños se conocieron- aportó Nieves con una amplia sonrisa mirando al Alfa y al Omega detrás de ellas.

-Sí, el día que Veg hizo el drama del año- rio Rubén a su lado.

-Oye... ya...- se quejó mientras su tez se tornaba rojiza.

El metre se acercó para darles la bienvenida y revisar su reserva. Minutos más tarde ya estaban sentados a la mesa. Era el mismo restaurante al que solían ir a cenar solamente que era una celebración diferente, aquella noche del 24 de Diciembre toda la familia estaba cenando para celebrar. Estaba completamente abarrotado con familias y parejas que habían tomado la misma decisión que ellos.
Samuel observaba detenidamente a su madre y a Nieves hablando entre ellas, siempre parecían felices de compartir momentos; cuando su padre murió su madre perdió mucho brillo, aquel brillo de actriz joven rumbo a lograr lo que se propusiera, pero luego de encontrar a la pelirroja las cosas parecieron mejorar. Parecía como si nunca se hubiesen separado luego de egresar y que más que amigas eran hermanas.

-"Parecen muy felices"- pensó el Omega bebiendo un sorbo de su soda- "ambas tuvieron a su Omega al cual amaban. Incluso Nieves amó a alguien más, al verdadero padre de Rub"- su mirada fue desde su Alfa hasta la Alfa a su lado- "pero aún ahora, aunque ya no tengan una pareja, ambas se notan felices ¿Será así? Por más que se ame alguna vez, eso cambia"- continuó analizando los últimos cambios en su vida- "como por ejemplo, a mí me gustaba mucho Willy... ¿algún día voy a estar amando a alguien más que no sea Rubius?"- se preguntó mirando al Alfa quien captó su mirada y le sonrió, logrando lo mismo en él- "No puedo saber el futuro, pero espero poder seguir a su lado por mucho tiempo y también que él deseara lo mismo"- continuó con su cena.

Era la primera vez que pasaba navidad en un restaurante, antes de que su familia de fragmentara solían pasarlo juntos en casa, amaba las decoraciones navideñas en su antigua casa, donde hasta el jardín delantero hacia juego con la festividad. Trato de no pensar mucho en aquello, ya era tiempo pasado ¿de qué le serviría recordar ahora lo que no podría cambiar?
Formó parte de la amena charla que los demás habían iniciado y podían escuchar a las demás familias y parejas disfrutando de un buen rato. Tenía que ser sincero con él mismo, estaba amando aquel momento familiar, y tratando de volver al pasado no muy lejano, donde solamente eran Akira y él, se dio cuenta de que jamás había estado más triste, aburrido y vacío, pero ahora con Rubén en su vida el cambio fue de ciento ochenta grados... una de las pocas frases de su padre que aún conservaba era "Nada es para siempre, todo eventualmente cambia y debemos aceptar el cambio o quedaremos atrapados en el pasado".

-No me gustan los cambios bruscos- murmuró para sí mismo.

-¿Qué Sam?- preguntó Rubén a su lado, lo había escuchado susurrar algo muy bajo.

-No, nada, no me prestes atención- respondió haciendo un ademan con su mano para que le quite importancia.

El reloj dio las nueve y media de la noche cuando salieron del restaurante al frio exterior que hizo que los cuatro subieran por completo sus abrigos para resguardarse del clima. El cielo estaba completamente oscuro pero no había pronóstico de lluvia.

-¡¡Bueno, llegó la hora de los adultos!!- exclamó Akira sin preocupación alguna esbozando una amplia sonrisa hacía Nieves primero y luego hacia los más jóvenes.

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora