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Habían pasado cuatro días desde el incidente con su celo y Samuel no había vuelto a casa desde aquella mañana en la que se despertó con Rubius a su lado, ambos semi desnudos.
No supo que pasó realmente pero tomó algunas de sus pertenencias las puso en un bolso y corrió a casa de Luzu, asustado de lo que sea que haya pasado, con su mente completamente en blanco.
Luzu se sorprendió al verlo en la puerta de su casa con aquella extraña expresión de estar escapando de algo, le costó muchísimo sacarle una explicación al Omega frente a él. No había hablado al respecto en los últimos tres días, cambiando rápidamente de tema cuando intentaba mencionarlo. Al final Samuel terminó por abrirse a su amigo contándole lo poco que recordaba y el haber despertado con Rubén a su lado en una situación muy comprometedora. Luzu no se lo pensó dos veces y se puso en contacto de inmediato con el otro Alfa, exigiendo respuestas pero sin necesidad de atacarlo de alguna forma.

-Vege, prepara tus cosas, te llevaré a casa- dijo luego de haber hablado con Rubius por más de treinta minutos y escuchado su parte de aquella historia.

El Omega lo observó no muy convencido, pero el ceño de Luzu estaba fruncido y no pudo oponerse, aquel Alfa no solía poner esa expresión en su rostro muy a menudo, así que sin más fue ordenando sus cosas para volver. Tampoco quería causarle problemas a su amigo por más tiempo.

Akira ya sabía del paradero de su hijo esos últimos cuatro días por lo que no se preocupó ya que confiaba mucho en aquel Alfa, pero al Omega le tocaría un buen regaño en cuanto regresara por lo consumido sin autorización. Aunque Rubén fue quien tuvo que recibir el regaño más grande por el faltante de aquellas dos latas, defendiéndose al decirles que tampoco estaba bien que compraran alcohol en latas tan coloridas como si se tratase de un jugo para niños.

Pocas horas después Vegetta y Luzu llegaron por fin a casa del primero, tenían que hablar claramente con Rubén quien llevaba tiempo esperándolos, por suerte para los tres Akira y Nieves habían salido de paseo aquella tarde y conociéndolas sabía que se tardarían.
Los tres tomaron asiento en los sofás de la sala, mientras Vegetta por primera vez escuchaba lo sucedido aquella noche de boca de Rubius.

-Entonces...- balbuceó el Omega.

-No Vege, te lo juro, no pasó nada- respondió el Alfa desenado tomar su mano pero absteniéndose de hacerlo.

Luzu quien estuvo de brazos cruzados leyendo las actitudes del Alfa contrario tomó la palabra en cuanto Rubius terminó de hablar- entonces ¿Cómo explicas las marcas en el pecho de Samuel?- preguntó con seriedad.

Rubius no quería hablar de ese tema en detalle, menos con Luzu enfrente, sin embargo sabía que el otro Alfa solamente buscaba proteger a su mejor amigo- como ya dije, mi oso estuvo cegado por el lobo de Veg y si estuve a punto de...- tragó en seco- hacerlo mío- dijo bajo- pero me contuve y para poder dormir a Vege y calmarlo y al mismo tiempo calmarme a mí mismo, deje aquellas marcas en él- agregó- pero les juro que...-.

-Lo siento Doblas- se disculpó el Omega, se notaba la culpa en él- todo esto lo causé yo y mi estúpido celo, incluso desconfié de ti, en verdad lo siento- miró a Luzu- gracias por soportarme estos últimos días- dijo poniéndose de pie- aún tengo unas tareas que hacer- murmuró saliendo de la sala.

-Mierda, él realmente está molesto conmigo ¿verdad?- preguntó Rubius a un serio Luzu quien no apartaba la mirada de las escaleras por donde el Omega había desaparecido.

-No es eso- respondió poniendo su mirada en el contrario- Samuel ha luchado con su celo desde su incidente a los catorce años, eso me contó- dijo suspirando resignado- trata de controlar tanto su aroma que cuando llega su celo se desata su lobo y busca quien lo marque-.

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora