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ALEXBY


El fin de semana llegó finalmente y con él, el tan esperado festival escolar y su evento deportivo. Por suerte aquella mañana estaba clara y despejada y apenas estaban a las puertas del otoño, por lo cual estaban sintiendo las últimas cálidas brisas del verano.
El instituto abriría sus puertas a partir de las once de la mañana, por lo que los estudiantes que ingresaban a las ocho como siempre, estaban corriendo de un lado a otro para ultimar detallas pequeños que habían quedado por terminar.
Samuel se encontraba en su salón junto con sus compañeros terminando de decorar y acomodar las mesas, su salón fue seleccionado como una de las tres cafeterías del festival.

Cuando el reloj principal del instituto dio las once en punto, las puertas del establecimiento se abrieron para que pudieran ingresar los visitantes, familiares y amigos de los estudiantes, personas que iban a visitar y curiosear en los puestos de ventas, incluso estudiantes de otros institutos. Un gran cartel, hecho y decorado por los estudiantes, les daba la bienvenida a los visitantes.
Y pasando el gran portón contaban con varios estudiantes que les indicaban las diferentes actividades y entregaban folletería, el horario junto a un mapa del instituto, para que no se perdieran y en caso de necesitar ir a la enfermería un camino en rojo muy claro.
El habiente se llenó de murmullos y risas, el día acompañaba y esperaban que siguiera así durante el resto de la jornada ya que el evento deportivo sería por la tarde.

-Samuel, aquí tienes los dos cafés y los macarons para la mesa cuatro- dijo Herny entregándole el pedido.

-Bien, ya lo llevo- respondió el azabache tomando el pedido.

Los Omegas del salón eran los encargados en llevar la cafetería, se les daba mejor que a loa Alfas que al ser un poco más fuertes eran encargados en gran parte de vigilar el evento, protegiendo a los Omegas y al publicó en general. Ya en el pasado habían tenido ciertos incidentes con Alfas que provenían de otros institutos, pero habían logrado solucionar los inconvenientes.
Y otro grupo de Alfas se encargaban de ayudar transportando cosas pesadas un salón a otro.

-Hola, Sam... vine a comer- anunció Rubius ingresando por la puerta.

-Hey- saludó rápidamente luego de dejar el pedido- ¿terminaste tus labores antes, Doblas?- inquirió con el ceño medio fruncido.

Rubén suspiró resignado- sí, si, ya acabe-.

-Bien, toma asiento-.

El Alfa se acercó al Omega por la espalda y le susurro- me hacía ilusión verte usar un traje de maid, para atender el café- dijo medio decepcionado pero con su característica risita boba.

-Tsk... sigues con las mismas bobadas- gruñó- deberías...- guardó silencio al percatarse de la presencia de otra personas.

-Buenas- saludó el castaño.

-Ah, Fargan... hola- saludó aun sorprendido, realmente no lo esperaba en aquel lugar.

-Dijo que había venido a ver, nos encontramos en la entrada- le contó el Alfa.

-Muchas gracias por invitarme la otra vez- respondió con una amplia sonrisa, recordando el momento en que Samuel lo usó de excusa para escapar de Willy.

-Ahh, si... claro- respondió fingiendo tranquilidad- voy a traerles un menú- agregó alejándose del par.

Ambos se habían sentado cerca de una ventana y charlaban como los mejores amigos de toda la vida. Algo que no pasaba desapercibido de las miradas curiosas de sus demás compañeros.
Samuel le pidió a una compañera que les alcanzara un menú y que fuera quien los atendiera, no tenía ni ganas ni tiempo de lidiar con sus bobos celos que intentaba sofocar sin éxito.

Quiero ser tú AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora