En un mundo de Alfas y Omegas, Samuel De Luque, un Omega que desconfía en los Alfas, conoce a Rubén Doblas, un Alfa un tanto juguetón y por la extraña decisión de sus madres, ambas Alfas, de comenzar a convivir juntas el mundo de ambos dará un giro...
El Omega reaccionó cuando sintió un pequeño ardor en su frente- ¡¡Eso dolió Luzu!!- se quejó mientras frotaba su frente con sus dedos.
-Te estoy hablando y no me estás prestando atención- le reprocho haciendo un puchero.
-¿Y qué era?- preguntó volviendo a bajar su vista al presupuesto que estaba terminando para presentar en el consejo estudiantil.
-Lo que dijo Auron ¿es cierto?- preguntó nuevamente.
-Lo que dijo... ¿Qué dijo?- devolvió la pregunta.
-Que el próximo lunes se va a elegir a un nuevo presidente del consejo estudiantil- dijo cruzando sus brazos y apoyándolos en la mesa dejando su cabeza recostada ahí, mirando al contrario- y que tú no vas a postularte como presidente sino como tesorero- agregó mirándolo volver a su trabajo- creí que ser presidente de tercero también era algo que querías hacer- concluyó.
-Ah eso... pues...-.
Un leve golpe en la puerta interrumpió el momento.
-De Luque, te necesitamos en la sala de consejo estudiantil ahora mismo- dijo la Omega azabache quien acababa de asomarse por la puerta de su salón.
-¿Ocurrió algo Mónica?- preguntó el Omega juntando todo el trabajo hecho hasta el momento y saliendo detrás de la azabache dejando a Luzu en el salón.
Ya estaba bastante estresado aquella semana y las cosas continuaban acumulándose, la razón por la cual no quería el puesto de presidente era el mismo estrés, sabía que estaría siete veces más ocupado y no tendría tiempo ni de poder asistir a su club. Aun así no quería dejar de ser partícipe del consejo estudiantil, por eso apuntaba a convertirse en el tesorero algo un poco más calmado.
Solamente quedaba una semana más para la ceremonia de graduación de los del último año y las subidas y bajadas de los de segundo era increíble, apenas si tenían tiempo para almorzar entre sus clases y las decoraciones que prepararían par el egreso. Samuel jamás había odiado tanto su nombre como aquella semana, lo llamaban constantemente por una cosa u otra, los de segundo por un lado y los de tercero por el otro, si bien estaba al pendiente de la organización del egreso de los del último año también tenía que continuar con sus funciones ante el consejo estudiantil como el presidente de segundo. Era realmente estresante. Para su suerte, cuando la noche llegaba, contaba con la ayuda de su Alfa para poder recargarse de energías y bajar a su estrés. Rubén seguía siendo un toca pelotas a veces, pero cuando lo notaba mal se comportaba como el más atento de los Alfas.
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