BEBÉ REAL | Michael Jackson [Book 1]

Cap: 21 | 𝐔𝐧𝐚 𝐢𝐧𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐢𝐚

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Hospital Wellington High
Reino de Aleric, Inglaterra, UK
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BRIANA

Y empezaron a crear una inseguridad en mi que yo no tenía.

Cuando te comienzas a preocupar por ti más allá del como te sientes, pareciera no haber vuelta atrás. Lo superficial te carcomía, verte al espejo te dejaba cientos de dudas en la cabeza, que atormentaban tu mente, que cambiaban el panorama. Que te engañaban.

El verano anterior ahorré para irme de vacaciones, fue un viaje muy especial para mi porque me esforcé para conseguirlo. Las islas griegas tenían un toque maravilloso que me dejó fascinada, y regresé muy feliz de ese lugar, disfruté cada segundo estando ahí, sobre todo la comida típica, fue magnífico.

Al volver al trabajo luego de dos semanas, mi jefa de bienes raíces organizó una fiesta para celebrar un aniversario más de la empresa, asistí encantada, amaba mi trabajo, amaba las fiestas.

Uno de mis compañeros con quien compartía una leve amistad dejó plantada en mi una frase que rompió mis sentidos de coherencia, que atinó a un temor desconocido por mi, que jamás iba a olvidar:

«Oye, Briana, ¿subiste de peso?, creí que un vestido así te luciría mejor»

Tan descarado fue el comentario, tan insolente el momento en que lo dijo, tan perspicaz como el viento pero tan doloroso porque en ese momento yo no me veía más "gorda".

Cualquiera hubiera dejado pasar algo así, fue solo algo de medio segundo, pero nunca pensé que de repente todos comenzarían a fijarse en mi. Y yo me preguntaba todos los días ¿por qué criticaban mi cuerpo?, ¿tenía algo de malo?

«Deberías hacer más ejercicio, Bri, apuesto a que te verías mucho mejor»

«Me gustan tus mejillas, se han inflado como un globo»

«¿Engordaste?»

«No te pongas ese vestido, ya no te queda como antes»

«¡No comas eso!, ¿no has visto cuanta grasa tiene esa galleta?»

«El viaje te ha subido de peso, Briana, pero supongo que sigues viéndote bien»

Automáticamente mi corazón se rompía al no comprender las razones del porque me señalaban, me observaban, me juzgaban. Sin embargo, jamás me percaté de cuánto iba a dolerme subirme a una jodida báscula.

3 kilos de más.

¿En serio mis conocidos hacían tanto escándalo por solo tres kilos?

Si, y empezaron a crear una inseguridad en mi que yo no tenía.

Les hice caso, cuando escuchas algo por mucho tiempo comienzas a creer que es verdad, que debes cambiar, que debes sentirte aceptada, querida, amada, deseada. Y yo no me sentía de ninguna forma.

Así que dejé de comer, pero si algo consumía intentaba que fuera la cantidad más pequeña que pudiera, de repente la comida se había convertido en mi mayor miedo. Cuando logré bajar aquellos tres kilos e incluso más, por supuesto que la gente me sonrió, aceptándome.

Sabía que me estaba haciendo daño, pero de alguna forma u otra me gustaba porque era lo único que me mantenía delgada, estuve tanto tiempo buscando mi perfección que comer ya no era algo que necesitaba, los halagos por mi cambio eran mucho más deliciosos que la comida.

Pensé que yo controlaba esto, hasta que me terminó controlando a mi y no supe parar.

Aún no he podido parar.