Cap: 22 | 𝐍𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐚

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BRIANA

Suavemente me depositó sobre las sábanas de mi cama, mi cuerpo aún tembloroso se sentía frágil, débil, triste. Michael me acompañó y se subió a la cama conmigo, me abrazó un poco protegiéndome casi sin siquiera tocarme, como si tuviera miedo de lastimarme o de romperme con su tacto.

Lo que no sabía es que en estos momentos lo que más necesitaba era de un abrazo sincero.

—¿Quieres hablar ahora?— preguntó en un susurro— ¿O prefieres descansar?

Sus brazos me rodeaban con delicadeza mientras yo estaba encerrada en ellos, su perfume era gradualmente hipnotizante que tenerlo así de cerca y en un momento así me provocaban deseos de no querer salir de aquí.

Además, mi alma necesitaba un respiro a gritos.

—Quiero hablar— murmuré deprimida.

No podía verle, mis ojos se mantenían al frente pero sabía que estaba escuchándome. Por lo tanto empecé a desahogarme, a decir todo lo que me había guardado desde hace un año, el dolor, la tristeza, la angustia, el estrés, la culpa, el remordimiento... todo.

Había un cúmulo de sentimientos atascados en mi corazón que solo buscaban desesperadamente huir y no regresar, porque me asfixiaban y me lastimaban terriblemente.

Michael en ningún instante dijo nada, se dedicó a oírme cada palabra y de vez en cuando a secar con sus dedos las lágrimas que caían por mis mejillas.

Los trastornos de la alimentación te hacían débiles ante los demás, porque piensas que no vales nada, al menos que sea tu físico el que destaque.

—Nunca quise aceptar que estaba enferma— sollocé aferrándome a sus brazos— Al principio pensé que podía controlarlo y después me di cuenta de que estaba perdida... jodidamente mal.

El llanto quiebra mi voz, rompe mi estabilidad y me vuelve un mar de lágrimas adoloridas que caen sin parar de mis ojos. Él me abraza más, me abraza tanto que no puedo creerlo, nunca me había demostrado apoyo como hoy, inclusive si no ha dicho una sola palabra.

—¿Eso quiere decir que deseabas ser madre para volver a sentir hambre por el embarazo?— habla por fin.

—S-Si.

—¿Entonces no quieres realmente al bebé?— preguntó en una ráfaga de rapidez, como si no hubiera querido preguntar eso.

Negué a su suposición mientras trataba de respirar un poco y controlarme.

—Claro que quiero al bebé, Michael, por Dios— gruñí de enojo hacia mi misma— Es solo que... pensé que me recuperaría más fácil y sin decirle a nadie. Obviamente me equivoqué.

Asiente con la cabeza y lentamente deshace su abrazo liberándome, nos acomodamos sobre la cama aún sentados contra el respaldo de apoyo, para ahora vernos frente a frente.

Me observa, de repente sus ojos se enfrascan en mi analizándome, parecía estarme haciendo un examen de rostro, no entendía que pretendía, pero me intimidaba, al mismo tiempo que me daba paz, dos sensaciones diferentes que no concordaban pero que se que solo Michael podía causarme por ser él.

Suspiró llevando su pulgar a mi mejilla derecha y acariciandola.

—Eres hermosa, Briana— sonrió de lado— No merecías todo lo que te hicieron creer sobre ti.

Bajé la cabeza apenada y seria, porque últimamente ningún halago me hacía efecto, en vez de eso escuchaba a mi cerebro gritarme que todos veían lo fea que era, lo gorda que estaba, lo perdedora que soy.

BEBÉ REAL | Michael Jackson [Book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora