Cap: 6 | ¡𝐋𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐚𝐥 𝐑𝐞𝐲!

350 40 16
                                    

BRIANA

Después de mi exhaustiva plática no tan amigable pero pacífica con la tal supuesta princesa Amber, volví a quedarme solitaria en los confines que albergaba mi ser dentro de esta habitación que pese a que estuviera perfectamente equipada se sentía una prision para mi, pues no he salido desde hace día y medio.

La hora pasaba acercándose más y más la coronación, por la ventana se veía como ya todas las calles se habían inundado de personas que gritaban o aclamaban con benevolencia al próximo nuevo rey de Aleric.
A mi lo único que me provocaba toda esta situación eran náuseas, no tenía la certeza si era por estar ya embarazada o debido a la desesperación que consumía mi cuerpo constriñendo mi estómago en el proceso.

Regresé a la cama a sentarme y seguir esperando como lo he hecho desde que me encerraron, alisé mi bata de dormir que definitivamente necesitaba ser cambiada por mi, al igual que mi organismo requería de un baño desestresante.

Por tercera vez en este día la puerta volvía a ser abierta sin mi consentimiento, ni siquiera ya me interesaba quién fuera, de todas maneras sea quién sea no me ayudaría a salir de aquí.

—No has comido el desayuno que ordené traerte— pero su voz mi cerebro la reconocía por el coraje que le había adoptado, el príncipe se encontraba parado en el umbral con una mirada fina sobre mi y sobre la bandeja que yacía en una mesa con el alimento intacto de hoy— Ni el que ordené ayer.

Hice una mueca tensándome— Si lo hice, comí las tostadas, no tengo tanta hambre.

Asintió distante entrando más hacia la habitación, sin cerrar la puerta.

—Unas tostadas no son suficiente alimento para los casi dos días que llevas aquí— dijo.

—Perdóname por no tener apetito— le sonreí con sarcasmo colocando una mano sobre mi pecho fingiendo lástima— Es que me es difícil tener hambre estando secuestrada.

Rodó sus ojos en blanco probablemente sin saber que responderme pues aseguraré que en su cerebro reconoce que tenerme aquí es muy malo y literalmente un delito.

En el tiempo en que se quedó callado pude apreciar como venía vestido, fue algo que hice sin querer, pues era inevitablemente para alguien con ojos no fijarse en el traje que portaba. Me impresionó, debo admitir.

Era un traje negro de pies a cabeza con decoraciones plateadas brillantes y relucientes en lugares específicos bien cuidados, unos guantes con leves franjas blancas cubrían sus manos y en los lados de las piernas le han colocado unas armaduras del mismo color de antes, plateado.

—Me gusta tu traje— sin pena emití— Es espectacular.

Reí en mis adentros cuando reaccionó vagamente esbozando una media sonrisa que desvaneció al instante tomando todo de él para hacerlo, supongo que no le gustaba mostrar emociones frente a desconocidos.

—Gracias— contestó regresando a su pose firme, dura y calmada— Únicamente venía a decirte que después de que termine la coronación tú y yo tendremos una larga plática.

—¿Sobre qué?— irónicamente murmuré, quizás para hacerlo enojar o ver qué hacía.

—Que graciosa, Briana— alzó una ceja sin gracia— Prometo que hoy será la última vez que estés en esta habitación, te liberaré luego.

—¿Me liberarás como a un perro enjaulado?— inquirí— No soy un animal, su alteza.

—Y yo solo no quiero que arruines mi vida, princesa— me guiñó un ojo casi en una pequeña advertencia de que soy prácticamente un estorbo.

BEBÉ REAL | Michael Jackson [Book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora