Cap: 34 | 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧

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LADY BRIANA

8 MESES Y MEDIO DE EMBARAZO

La ecografía se observaba muy clara en la pantalla del consultorio, el doctor Smith pasaba aquella espátula con gel sobre mi enorme panza, la cual sentía cada vibración

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La ecografía se observaba muy clara en la pantalla del consultorio, el doctor Smith pasaba aquella espátula con gel sobre mi enorme panza, la cual sentía cada vibración.

—Es hermoso— murmuró mamá.

—Y se ve tan grande— completó la reina Charlotte.

Mis padres se habían quedado en el palacio por un tiempo, hasta que el bebé naciera, Michael aceptó con gusto recibirlos y comenzar a entablar alguna especie de cercanía. Lo cual estaban logrando. Al menos, mi madre y la reina se han llevado bastante bien, incluso me atrevería a decir que se volvieron amigas, tanto que hasta se tutean, toman el té juntas, los choferes las llevan al centro comercial, etcétera.

Por otro lado, Michael seguía buscando la forma de acercarse más a ellos, especialmente con mi papá, ya que aunque no era una persona difícil, él jamás pensó verse involucrado en tener que conectar con el padre de la mamá de tu hijo.

—¿Todo está en orden, doctor?— pregunté hacia el hombre, este asintió luego de un par de segundos y me sonrió de lado.

—El nivel de líquido amniótico es ideal, el peso del niño es muy adecuado y tu estado de salud ha mejorado mucho, Briana— me felicitó— Tú y el bebé están perfectamente estables.

Saber eso fue de mucho alivio para mi, en verdad de mucho. La reina Charlotte tomó mi mano aprestándola mientras me dedicaba una mirada de victoria.

Los avances de mi trastorno alimenticio habían sido detenidos, siendo franca, después de la hemorragia que sufrí, tuve que acudir con más regularidad al psicólogo, donde comprendí que debía seguir luchando para no dejarme vencer por mi enfermedad, por mis ideas, por mi cerebro traicionero.

Cuando las cosas en el palacio mejoraron, mi salud también lo hizo, traté con mucho sacrificio de alimentarme tanto como la nutrióloga me indicaba, comía por dos, así que debía esforzarme. Todos me apoyaron, la reina, Michael, mis padres cuando les conté lo sucedido, y también Phoebe cuando le dije.

El sentirme bien conmigo misma y tratar de ignorar las voces en mi cabeza fastidiándome fue un reto tan difícil de cumplir, sigo en proceso de recuperarme completamente, mientras tanto, mi bebé y la emoción de tenerlo en ya menos de un mes en mis brazos era la motivación más fuerte que tenía.

—¿Y cómo está el futuro papá?— Phoebe me murmura apoyándose en la puerta una vez salí del consultorio, mi madre y la reina se habían adelantado a pagar la consulta en recepción.

Alcé mis hombros con media sonrisita en mis labios.

—Supongo que feliz— reí— Dice que sí quiere al bebé, que esto ya no es sobre del tratado que hizo su tatarabuelo hace siglos. Me jura que esto es sobre nosotros.

BEBÉ REAL | Michael Jackson [Book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora