EL DOLOR QUE NOS INUNDA

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CAPITULO 7


Un fuerte sonido, llamó la atención de todos, vieron a una persona correr hacia ellos, con la luz se dieron cuenta que se trataba de Luisa, quien corrió mas rápido hacia ellos y llegando a taclear a los dos jóvenes que estaban sobre Mirabel juntos, al estar cerca de la pared, uno quedo de ellos quedó noqueado al chocar con la pared y el otro por desgracia no, ese era Alberto, quién solo se removió del dolor en el suelo.

Mirabel se quedó sorprendida, ella comenzó a llorar de alegría al verla allí. Luisa se acercó de forma lenta extendiéndole su mano, Mirabel no dudó en tomarla y abrazarla con todas sus fuerzas.

—¡Gra-gracias Lu-lu! —dijo en un sollozo. Luisa solo pudo devolverle el abrazo de forma protectora.

—Estás a salvo... —la voz de su hermana estaba rara, levantó su mirada y al ver los ojos de ella, comprendió de que no se trataba de Luisa, sino de Camilo, esa mirada la reconocería a donde fuera —Toma a la joven y vete... —eso le asustó.

¿¡El pensaba quedarse solo aquí!?

—¡Pe-pero...! 

—Tranquila estaré bien, solo vete, ella necesita ayuda —habló tranquilo. 

Mirabel con dudas asintió, su mirada en la joven que estaba a un metro de ellos llena de golpes le preocupó mucho más. Ella entendió y corrió al lado de Andrea.

—¿A-Andrea?....¿Pu-puedes escucharme? —la joven a duras penas, se despertó. Mirabel intentó liberarla con fuerza de aquellas sogas que la mantenían atada a ese tronco, con un movimiento brusco terminó lograndolo, pero eso hizo que se lastimara las palmas de sus manos, la chica cayó directo al suelo, no tenia fuerzas , los golpes que recibió le dolían tanto, que no podía hacer un paso sin llorar del dolor —T-te tengo, no te preocupes —pasó la mano de la chica atrás de su cabeza para levantarla.

—Luisa —dijo Alberto en tono amenazante, en eso Camilo en la forma de su prima, miró al joven frente a él —Nunca pensé ver esa mirada cargada de odio hacia mi —sacando un puñal de atrás de su espalda.

—Espero que lo que vi no haya sido lo que estoy pensando... —sus palabras estaban cargadas de aversión hacia el joven. La voz de Luisa era rara desde el punto de vista de Alberto, le parecía más que conocida, pero decidió pasarlo por alto.

—¿Qué quieres que te diga...? ¿que lo lamento? No... no lo lamento. Lo único que no lamento es no haber matado con mis propias manos a tu odioso primo

De verdad se las traía contra el, no entendía a ese tipo. Era muy extraño y a la vez despreciable.

—¿Por qué traerlas aquí? ¿Todo esto hiciste para vengarte de Camilo?

—¿Camilo? —una risotada se escuchó por parte de Alberto —Camilo no lo vale tanto, si tendrá su merecido pronto, pero eso no tiene nada que ver con el, sino con esas dos mujeres de allá —dijo mirando a las dos chicas que caminaban a paso lento a la salida

 —¿De qué hablas?  —su confusión resaltó en su mirada.

—Andrea, es una maldita zorra, ya obtuve lo que quería de ella, pero que ella me deje a mi es algo que no se lo voy a perdonar... —la joven al escuchar esto ella comenzó a llorar en silencio, Mirabel intentaba calmarla en vano —Y en cuanto a tu dulce hermana... créeme... que es muy linda

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora