LO QUE DICE EL LIBRO

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CAPITULO 13




No estaba seguro de lo que había pasado en aquel momento, solo se quedó pensativo. Era hora de la cena familiar como todas las veces, pero esta vez era diferente, él se sentía diferente. Estaba cenando con su familia, la noche había caído hace un buen tiempo, ayudó a poner la mesa sin hablar, bromear o jugar incluso. Dolores se percató de su silencio y le preguntó si ocurría algo con él.

Por supuesto le respondió que estaba bien, mintió que estaba con sueño, pero a ciencia cierta....

No sabía que estaba pasando con él. 

—Estoy bien —fingió un bostezo —Estoy cansado

—De acuerdo —respondió no muy convencida —solo cuéntame si no te sientes bien ¿si?

—Claro que si Lolo, no te preocupes —ella se alejó en una sonrisa no muy conforme.

Colocaba el último vaso de vidrio sobre la mesa y su mente se quedó en blanco al escuchar su voz.

—¡Mami esto huele delicioso! —un estruendo de vidrios se escuchó en el comedor, Camilo se dio cuenta que era el mismo quien lo había provocado. Nervioso se agachó y comenzó a juntar de forma rápida los retazos. El estruendo les llamó la atención a todos.

—¿Estás bien bebé? —preguntó su madre acercándose con una escoba.

—Si ma, so-solo me distraje y le erré a la mesa

—Deja eso hijo que te vas a cortar, yo lo limpio

—¿Qué sucedió? —preguntó Julieta ingresando al comedor, venía limpiando sus manos con un trapo —¿Alguien se lastimó?

—No Juli, estamos bien por ahora. A Camilo se le cayó un vaso

—Oh, ¿estas bien cariño? —dirigiéndose a su sobrino.

—¡S-si tía, no te preocupes, Yo!-¡AH!—se quejó 

—¡Camilo te dije que dejaras eso! ¡Ya ves, ahora te cortaste! 

—¡Oh no! —Julieta se acercó de forma rápida y con el mismo trapo que tenía en sus manos tapó el sangrado que su sobrino tenía.

—Tía no te preocupes, estoy bien, solo fue una cortada

—¡Mirabel cariño! ¿puedes traerle a mamá una arepa? —habló fuerte.

Le gustaría decirle a su tía que no exagerara, que era un simple corte normal, pero sin embargo, su voz se quedó en la mitad de su garganta cuando la escuchó.

—¡Si mamá! —gritó desde la cocina. Segundos después ella atravesó la puerta de entrada del comedor con una pañoleta en su mano y una arepa —¿Qué sucedió?

—A Camilo se le cayó un vaso. Por favor entrégale una a tu primo —dijo su madre, ella asintió. 

Camilo jura que no sabe porque no pudo dejar de verla desde el momento en que ella atravesó la entrada. Todo volvió a ponerse lento de nuevo ante él, no podía escuchar nada más que el sonido de su pecho bombear con fuerza.

—¡...Milo!

—¿Ah?

—¿Estás bien?

—¿si?, digo ¡S-si, so-solo estaba distríado!

—¿Qué? —parpadeó ella confundida. De los nervios él, tomó la arepa de su mano —¡Espera está caliente!

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora