Las Marcas que dejaron....

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CAPITULO 16




Camilo volvió a su hogar con un humor que ni los perros se acercaban. Cuando estaba trabajando en las sombras comenzó a sentir una extraña incomodidad que no había sentido en años. Terminó su turno y comenzó a sentirse asqueado, quería largarse de allí tan pronto como pudiera. Sintió el olor, aquel olor del cual no olvidaría jamas. Un perfume, que al día de hoy le causa repulsión y asco al mismo tiempo. En su espalda sintió que le recorrió un escalofrió lleno de pavor, no quería girarse, ni tampoco saber a que se debía. Comenzó a caminar rápidamente y serio directo a casita.

Necesitaba y debía llegar allí lo más antes posible para sentirse seguro. Pero desde las sombras escuchó su nombre de aquella voz que aún hoy, es protagonista de sus pesadillas.

—Hola Cami —le habló una mujer con la voz más horrible de su vida. Cuando el terror lo invadió. Se detuvo tan solo un segundo para luego comenzar a correr sin detenerse.

¡No quería que nadie lo toque, que nadie le hable, ni que lo miren!

Estaba asustado, no quería pensar en nada mas, solo escapar lejos.

Solo eso, irse lejos donde nadie lo moleste.

La ira, la impotencia y la tristeza lo invadió, cerró sus puños tratando de apaciguar el remolino de emociones que su corazón ahora mismo sentía. Estaba tan molesto, abrió las puertas de casita de golpe y no las cerró. Ni siquiera se molestó en disculparse con ella. No notó el montón de papeles en la mesa principal. 

—¡Hola Camilo! —saludó una joven muy feliz, desde el sillón de la sala principal, esa era Mirabel, el no le dedicó ningún saludo, ni siquiera la miró, solamente se dedicó a ignorarla, se dirigió a las escaleras y con cada paso que daba se sentía como si caminara sobre arena.

Se sentía frustrado... patético.... impotente... esta mezcla de emociones solo le causaban mucha ira.

Odiaba a esa mujer con todo su ser, no deseaba involucrarse con ninguna mujer en ese momento, las odiaba, las odiaba tanto.

Odiaba a su madre por obligarlo a tomar el trabajo de ese día, odiaba a su abuela también por presionarlo a ayudar siempre. Ellas lo obligaron como esa mujer.

Ella lo obligó a el.....no podía.... solo le causaba repulsión a todas.

Su ira comenzó a crecer, cuando cruzó las escaleras, en el camino, antes de llegar a su puerta, se topó con su hermana, Dolores que ella venia con una sonrisa impuesta en sus labios, producto de su felicidad de haber tenido una cita exitosa con su enamorado Mariano.

—Hola Camilo —saludó en una sonrisa, pero este la miró con la peor mirada que ella sintió en ese momento, que parecía....

¿Odiarla? 

O más que eso, ella se solo se asustó, se quedó allí parada, simplemente no dijo nada de la impresión que le dejó su propio hermano.

—Aléjate —le habló con tanto odio cargado en esa simple palabra, el solo se encerró en su cuarto dando un portazo.






......

 Ella lo vió pasar, no lo notó, decidió que debía agradecerle por su maravillosa idea de pedirle a su abuela el volver al trabajo para que ya no se aburra, le prohibieron leer esos libros de su hermana Luisa.

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora