CAPITULO 31
Se quedó hasta muy entrada en la noche en la recámara de su hermana. Isabela se durmió sin haber cenado, ella estaba devastada. Solo acariciaba su cabeza mientras ella se descargaba todo su dolor, era lo menos que podía hacer, su hermana le ayudó, y ella no dudaría incluso en dar su vida por la de su hermana, amaba a su familia. No lo pensaría dos veces en darlo todo por ellos.
Los ojos rojos e hinchados delataban a Isabela, no quiso comer porque por un lado con lo que le había sucedido le quitó el hambre y segundo, no quería que nadie se entere de esto. Le rogó desesperada que no se lo dijera a nadie, no quería hacerlo, pero bajo una promesa lo hizo.
—No le diré a nadie...
—¿Lo prometes..? —dudó mucho —Mira... ¡por favor, no se digas a nadie! ¡No quiero que se lo digas a mi mamá, tampoco a mi papá! ¡No quiero volver a ver a mi mamá destrozada y papá sin saber que hacer! No quiero que la familia sufra más. Mamá ya sufrió mucho cuando te lastimaron, tampoco quiero que deje de comer por cuidarme, no quiero que Luisa llore todo el tiempo, no quiero escuchar a papá llorando en las esquinas. A la abuela cargando y colapsando con todo y no saber que hacer me vuelve loca porque no pude ayudarte, por ello Mirabel... te ruego, ¡te lo imploro! ¡No se los digas! —gritó sujetando sus brazos con cierta fuerza mientras un movimiento de zarandeo la acompañó —¡POR FAVOR! ¡NO SE LOS DIGAS! ¡No quiero! —eso la golpeó en el fondo del alma, eso no lo sabía. sin darse cuenta dejó escapar unas de sus lágrimas.
Eso era su culpa...
Solo le abrazó con fuerza. Estaba por comentarles sobre esta mujer extraña del día de hoy, pero ahora ve que eso no es importante y los otros necesitan más ayuda que ella. Estaba siendo egoísta, tanto que no veía más allá de su dolor, sus papás sufrían, Isabela sufría, Dolores, Luisa, su abuela
Prometo no preocuparlos más de ahora en adelante.
—N-no lo haré —aseguró con su voz rota.
Cuando bajo, sus padres la estaban buscando, cuando la vieron salir del cuarto de la mayor, suspiraron de alivio. Su madre corrió escaleras arriba para abrazarla siendo un manojo de nervios andantes, su padre subió segundos después un poco más tranquilo en actitud, más sus ojos expresaban otra cosa.
—¿Dónde estabas bebé? ¿Por qué no nos has avisado? —cuestionó mientras buscaba algún indicio de daño en ella. Eso le dolió, su madre veía por ella las 24 horas del día, no se preocupaba ni por cenar.
—Estoy bien mami... muy bien así que ya no quiero que te preocupes tanto ¿si? —su madre desconcertada asintió no comprendiéndola. Ella cenó tan rápido como pudo, les inventó una excusa de que Isabela estaba cansada y que ella le alcanzaría el almorzar luego.
Le creyeron.
Camilo la observó todo el tiempo en silencio y de reojo, siempre fue mala en ocultar cosas, no entendía porque le creían a pesar de que su rostro diga otra cosa. Tenía algo en su cara, no podía explicarlo, pero parecía ser señal de que ella había llorado.
Cuando se come las uñas es porque está ansiosa, lo hace desde niña. Sabe que algo grave paso, pero no es capaz de acercársele para preguntarle. Isabela y Mirabel estaban comenzando a actuar raras. Quería saber que estaba pasando, pero tenia miedo de acercarse y preguntar.
No quería que Mirabel nuevamente se asustara o lastimarla en el peor de los casos. Sin embargo, no podía evitarlo, conocía el rostro de excusas cuando la veía. Quería preguntar, quería ayudar.
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Milagro de Amor
ФанфикEl amor siempre ha tenido la libertad de no tener en cuenta ningún estándar, raza, religión, sexo o cualquier otra cosa similar. Siempre tomará las decisiones por ti y eso es lo que les pasó a ellos. No le importó, se confabuló con el destino para j...