COMIENZO A COMPRENDER

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CAPITULO 38







No sabe porque lo espera.

Debería dejar esto y hacerlo en la mañana.

Eso era un pensamiento más seguro para Mirabel. Exhaló por enésima vez en medio de la cocina, frotaba sus manos nerviosa y a su vez las limpiaba en su camisón blanco de invierno. Tiene una teoría, el siempre sale a mitad de la noche a robar algo de la comida de su ma, lo hizo por quién sabe cuanto tiempo. Pasó más de media hora esperándolo y la espera era eterna.

Intentó disculparse durante toda la semana, más ni siquiera pudo acercarse a él. Cada vez que lo intentaba él, siempre estaba ocupado o no podía hablar al finalizar sus tareas, las jóvenes nunca le daban ese espacio para que ella pueda acercarse. No lo llamó a la morada porque no había razón suficiente y seguro la dejaría esperando como otras veces, esas las que ella siempre lo citó para que hablaran sobre las cosas que se rompieron en el pueblo cuando el jugaba con los niños o las veces que no se presentó a trabajar por dormirse en la selva.

Siempre la dejó esperando, al final era ella quién iba a buscarlo y era cuando discutían sobre esto. 

Hay muchas cosas diferentes, entre esas eran las direcciones de ambos. Ella quería arreglar lo poco que quedaba o al menos rescatar lo último que quedaba de su amistad que dependía literalmente de un hilo, uno del cual dudaba mucho en hacerlo, no sabe si se quería arriesgar a perderlo por intentarlo. 

Tiene miedo.

Y está muy asustada.

Las cosas podrían terminar de dos formas y esperaba que fuera de la mejor de ellas. Solo debía disculparse, y todo sería normal.

¿No?

Unos ruidos en la ventana la alertaron.

¿Un ladrón en casita? 

Eso era imposible. Nadie podía ingresar a casita sin el permiso de la familia o en su caso, sin el permiso de la misma casa, esta no dejaba ingresar a cualquiera en mitad de la noche. Los cuidaba y protegía mucho según la misma casita. Hubo noches en lo de insomnio donde las dos hablaban hasta muy entrada en las mañanas. Casita le contaba ciertas cosas, una de ellas que a través incluso de los cuartos, donde podía verlos y cuidarlos todo el tiempo. Antonio jugaba, Luisa lloraba por sus novelas, Dolores se relajaba e Isabela solo jugaba con sus flores, a veces incluso les hablaba. Solo que no solía decirle nada de Camilo, lo cuál tampoco ella preguntaba por el simple hecho de saber que él siempre se dormía temprano y despertaba tarde, eso no era necesario preguntar. Era un hecho verificado.

Sus nervios salieron a flote. 

Tomó una sartén de la cocina y caminó hasta allí con temor. Una sombra se adentraba sin hacer ruido por casita. Cuando escuchó su voz quejarse, entonces bajó el sartén y se ocultó.

¿Por qué se escondía?

 La sombra poco a poco comenzó a acercarse a la cocina, donde pudo reconocerlo al cruzar el umbral de la puerta. 

Era Camilo. Sus ojos se abrieron de la impresión y el asombro. 

¿Camilo.... había salido de noche? 

Eso la espantó, ellos no tenían permitido siquiera regresar tarde a casita. Si ellos se enteraban de que lo hacía, seguro enloquecerían todos, ni hablar de su tía Pepa. Todo iba a ser un gran caos.

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora