CAPITULO 12
Esperó un largo tiempo a que ella se calmara aun con ella en sus brazos, justo como su tía lo hizo esas veces que intentaron sacarla afuera. Hasta que ella no dejó de llorar no la dejó sola.
Con suavidad la dejó en la silla de al lado cuando la vio mejor. Por un momento se asustó mucho creyó que empeorara, pero agradece que al parecer solo fue un susto.
Ella se encontraba sentada mirando la mesa algo perdida mientras sus manos se refregaban en su ropa.
Sabe bien que suele sudar mucho, sin embargo, lo que comenzó a preocuparlo fue verla seguir temblando.—¿Cómo te sientes? —ella solo respondió con un asentimiento de cabeza y los nervios del joven dispararon —¡Dolores llama mi t- —se detuvo cuando se había levantado de su silla, Mirabel sujetaba su ruana con fuerza negando con su cabeza —Mir-
—¡N-no, no e-es necesari-o! ¡E-estoy bi-bien! no m-molestes a mi mamá por-por favor...
Claro que comprendió que ella no quería preocupar a nadie, en especial a su tía favorita después de todo lo que vio él en carne propia. Jura por su vida que jamás la vio tan destruida como hace unas semanas atrás.
—...Por favor n-no llames a mi mamá.... —rogó casi temblando de nuevo. Suspiró, y asintió volviendo a sentarse frente a ella —¡Po-por favor!
—No lo haré ... tranquila...
—Gracias... —respondió susurrando con una sonrisa entre aliviada y aun con su ansiedad en su rostro.
—No te preocupes... —el silencio solo hizo que ella le contagiara de su ansiedad. Ahora que lo pensaba... —¿Qué hacías en el barandal? —cuestionó intentando cambiar el ambiente tenso.
—Li-limpiaba las telas de araña e-en el techo y no me fijé que estaba muy al borde —respondió algo entristecida. Mirabel no quería darle mas preocupaciones a su familia, pero ahí estaba siendo la carga otra vez.
—Ya veo...
El solo la observó y asintió. Estaban en la sala, el observó como ella tenía un moretón en la esquina de su frente. Recordó que aun tenía su tobillo lastimado y decidió levantarse a buscar algo para los dos o sino, la locura seria por todos lados si los veían de nuevo heridos.
Regresó de la cocina con un gran tazón de arepas segundos después en su mano, extendió una a su prima y el se quedó con aquel objeto lleno de aquellos manjares para su paladar, ella vio como el cuerpo de el comenzó a sanar todas las heridas pequeñas que "ella causo", se sentía culpable, solo observaba a la arepa en su mano.
—¡Vayaqueestanmasquebuenas! —habló con su boca llena.
Mirabel observaba como su primo se metía de a tres las arepas de su madre, obvio le dio un poco de asco eso. El Camilo frente a ella era bastante extraño, sabe que el no es una persona de conversaciones y mucho menos si no le interesa hablar, te ignora todo el tiempo, no lo sabrá ella eso. Pero ahora estaba ahí hablando como si nada pasara, el realmente la confundía.
—Gracias —soltó sin mirarlo dando un mordisco. Una vez se curó se levantó de la silla para irse a su cuarto. El se quedó obervandola todo el tiempo.
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Milagro de Amor
Fiksi PenggemarEl amor siempre ha tenido la libertad de no tener en cuenta ningún estándar, raza, religión, sexo o cualquier otra cosa similar. Siempre tomará las decisiones por ti y eso es lo que les pasó a ellos. No le importó, se confabuló con el destino para j...