Milagro de Amor

La esperanza que tengo

Capitulo 26

Mirabel Madrigal...

La pequeña Mirabel, la hija menor de Julieta, quien a simple vista. Ningún chico se le acercaría por ser la inútil que es, pero esa maldita inútil, ha sido más que importante. Se ha enterado de muchas cosas y secretos que se cuentan entre los más altos del pueblo, por lo que no hará nada que no sea para Camilo. Ese día, ella también estaba llorando, se sentó al lado de el. Solo balbucearon un poco, no pudo escuchar nada, intentó acercarse en varias ocasiones, más no pudo por las ramas secas que hacían ruido, no quería sorprender a su amado por eso es que al final decidió retirarse. 

No podía aceptar que Camilo estuviera con otra mujer y nunca lo aceptará. 

No lo va a permitir lo jura por sus muertos.

 Siempre le coqueteaban las jóvenes, pero Camilo nunca les haría caso porque ella siempre estaría para impedirlo. Hubo un rumor de que a el le gustaba una joven de su edad, la conocía Maria. Una niña con poca gracia y encanto, eso me lleno de risa porque a Camilo jamás podría gustarle una tonta que no era ni la mitad de mujer que era ella. Pero sus miedos comenzaron cuando ella los encontró hablando, esa impertinente.

Estaba jugando con fuego y se iba a quemar por fijarse en un hombre que no era para ella. Siempre le enviaba cartas amenazantes anónimas para que se alejara de el y por suerte así fue, entendió el mensaje cuando tocó algo muy sagrado para ella. Se mudó a otro pueblo una semana después. No recuerdo muy bien la cara de aquella niña, solo sé que ella era por quien Camilo se negaba a mirar a cualquier mujer hermosa que se le presentase.

Por problema que tuve, me mudé a otro pueblo, pero volvía cuando los Madrigales hacían fiestas que eran para el pueblo, ese era la única forma de acercarse a Camilo y estar cerca de él, pero su hermana y la zorra de su prima mayor me vieron. Ellas, en especial esa mujerzuela mayor presintió algo en mi y yo en ella, sentimos un enorme rechazo hacía la otra, el odio que su mirada expresaba hacía mi, era tan fuerte que ambas no pudimos evitar. Le sonreí sabiendo que ella nada podría hacer.

Sabía de aquellas fiestas y cuando las realizaban, solo ahí podía verlo, volví un año después, no podía creer en el hombre en el que se convirtió, un hombre muy bien parecido con más aciertos que errores. 

Nadie podía igualar tal atractivo, Camilo era único y solo suyo.

Mi corazón al verlo desde las sombras, comenzó a rugir como un león hambriento. Lo más emocionante escuchar es que el, aun seguía sin una pareja. Mis esperanzas se reanudaron cuando escuché que su abuela le buscaba una pretendiente, decidí volver a mudarme en el pueblo. Pero no paso tiempo de escuchar los rumores, mis miedos crecieron creando en mi una locura de que unos enfermos se obsesionaron e intentaron acabar con el, pero no lo lograron. Tuvo mucha suerte de encontrarlos fuera del pueblo y pudo acabar con dos de los tres de ellos, uno escapó para su suerte. 

Ahora ese idiota de Alberto sabe que no se debe tocar lo ajeno.

Cuando salvó a una de sus primas, Mirabel para ser más específica, tuvo un momento de inseguridad. 

¿Camilo dando su vida para salvar a su prima? Eso no debía ser así.

¡Jamás!