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Lua.

Seattle.

Mire como la pantalla de mi celular se iluminaba por cuarta vez consecutiva por un mensaje de Jake que solo lograba que se me formará un nudo en la garganta, tome una bocanada de aire y gire mi celular dejando la pantalla contra la mesa.

Todos debatían en cual sería la mejor forma de afrontar la situación pero yo no podía dejar de pensar en Jake aunque de inmediato la imagen de Sophie llorando borraba cualquier otro pensamiento.

Quería, quería... Quería tantas cosas que no podía tener.

De la única cosa que estaba segura en este momento era de que Gerard no me iba a permitir ser feliz nunca, siempre iba a encontrar la forma de joderme la vida mientras siguiera con vida.

¿Sería capaz de matarlo?

¿Sería capaz de mancharme las manos de sangre?

¿Sería capaz de vivir en paz después de eso?

-¿Tú qué piensas, Lua?-la voz de Mel me saco de mis pensamientos.

-Yo...-los mire a los tres- No lo sé, necesito un respiro.

Me levanté de la silla y sin más salí de la sala de reuniones hacia el balcón donde pude respirar aire fresco que mi sistema exigía antes de entrar en un colapso.

-¿Estás bien?-se coloco a mi lado izquierdo.

Me quedé mirando en silencio a la nada.

-¿Lua?

-No puedo hacer esto, Mel.-me esforcé para que la voz no se me rompiera- No se que es lo que quiere.

Está vez ella se quedó en silencio.

-Mato a mi madre y estoy casi segura que tuvo algo que ver con la muerte de Liam.-la garganta me ardía al hablar- ¿Quien sigue? ¿Tú? ¿Nathan? ¿Kasey? ¿Sophie? ¿Yo?

Limpie las lágrimas con rabia.

-¿En algún momento esto terminará o tendremos que matarlo para vivir en paz?-sacudí la cabeza- Incluso matandolo, ¿podremos vivir en paz?

Melissa me miró con compasión.

-No sé que carajos hacer.-trague saliva con dificultad- Quiero gritar, quiero correr, quiero desaparecer...

Agache la cabeza sintiéndome derrotada mientras rompía en llanto, Melissa me rodeo con sus brazos.

-No quiero perder a Sophie, no quiero perder a nadie pero esto es una guerra y alguien terminará perdiendo.-dije entre sollozos.

-Somos una familia, Lua.-susurró- Haremos esto así nos toque derramar sangre.

-Esto no debería ser así.-apreté las manos.

-Pero lo es y tenemos que luchar.

Me ergui limpiando mis lágrimas.

-Podemos hacerlo.-dijo y yo la mire un momento antes de asentir.

-Lo haremos.-tome una gran bocanada de aire.

Le pedí a Melissa que me dejara sola un par de minutos para poder recomponerme.

Con el viento dándome en la cara el nombre de Jake llegó a mi mente pero al igual que él, todas las personas que me importaban y quería también se instalaron en mi cabeza.

Daría lo que fuera porque toda mi vida fuera distinta pero no era así, era lo que era y tenía que afrontarlo.

Tal vez en otra vida podría hacer lo que en esta no.

Tal vez en otra vida podría arriesgar todo y no perder nada.

Tal vez en otra vida podría...

-Debemos atacar.-dije con firmeza al regresar a la sala de reuniones.

-¿Atacar qué?-cuestiono Kasey.

-Algo que le quite poder por un momento, algo que nos dé una mínima ventaja sobre él.-apreté el respaldo de la silla.

El lugar se quedó en silencio un segundo.

-¿Qué tal sus almacenes? Sabemos que guarda su dinero en ellos.-habló Nathan mirándome fijamente a mí- Sin dinero no podrá mover los hilos.

-Hágamoslo.-acepté al instante.

Dirigí mi mirada a Melissa que movía su cabeza de arriba hacia abajo de acuerdo con Nathan, baje mi mirada a mi celular sintiendo un pinchazo en el pecho.

Por un instante pude creer que Jake y yo funcionariamos pero ¿cómo sería posible?

Él hacia el bien y yo el mal.

Él era policía y yo una criminal.

Nada saldría bien de todo eso sin embargo por un momento creí que podría ser así, por un momento creí que podría tener algo que quería.

Criminal. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora