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Lua.

Seattle.

El último mensaje de Caleb no me dejaba de dar vueltas en la cabeza lo que provocaba que yo tampoco pudiera dejar de dar vueltas en el living sintiendo la mirada de Jake sobre mí, sin embargo solo mire mi celular esperando otro mensaje.

¿Había sido una coincidencia o Lambert lo había planeado?

Nunca la había buscado, llevaba años sin verla.

¿Por qué ahora? ¿Qué diablos quería?

Apreté el celular con fuerza cuando sentí una mano en mi hombro que me sobresaltó haciéndome recordar que no estaba sola, me gire para mirar a Jake.

—¿Quieres que me vaya?—dijo con tono comprensivo a pesar de no saber que pasaba.

—No.—respondí de inmediato— Lo siento, es solo que mi hermana menor salió con un chico y... no quiero sonar como una loca sobreprotectora pero...

—Estas preocupada.—terminó por mí.

Asentí lentamente.

—Entiendo, es normal.—me dió un apretón en el hombro.

—¿Lo es?—dije dudosa.

No me preocupaba que Sophie saliera con algún chico, ella sabía que hacer en caso de que las cosas se pusieran raras en alguna de sus citas además de que Caleb había sido contratado para protegerla, no me preocupaba en absoluto eso sino Gerard.

—Si, siempre queremos que nuestros hermanos estén bien.—me dió una sonrisa que extrañamente me logro tranquilizar.

—¿Tienes hermanos?—cuestione con curiosidad.

—Si, dos.—respondió sin dudarlo.

Asentí en silencio dejando que me guiará al sofá dónde estábamos sentados anteriormente, se sentó a mi lado pero mantuvo su distancia.

—Dexter y Amelie.—me mostró una fotografía en su celular dónde aprecia él junto a sus hermanos.

—Creí que eras hijo único.—dije en voz baja.

—Soy el mayor, después sigue Dexter y la más pequeña es Amelie.—explico.

—Supongo que la cuidan mucho.

En la fotografía aparecían los tres sonriendo con un fondo bastante bonito, podría decir que es foto fue tomada en alguna fiesta.

Parecían felices.

Lo envidie, su vida parecía haber sido mucho más fácil que la que me había tocado a mí sin embargo no podía odiar a las personas por la vida que llevaban, solo había un culpable de la vida que me había tocado vivir y era Lambert.

—Vaya.—dije a pesar de no haber escuchado lo que Jake había dicho.

Hubo un silencio entre nosotros en el que me di cuenta de que realmente me había tranquilizado.

—¿Me intentaste distraer?—la voz me salió aguada.

—¿Funcionó?—me miró con inocencia.

Asentí retirando la mirada.

—Si, ha funcionado.—murmuré.

Contuve la respiración cuando sentí su mano retirando los mechones de cabello de mi rostro para dejarlos detrás de mi oreja.

—Estoy seguro de que ella está bien.—dijo en voz baja— De no ser así, ya te hubiera llamado.

Lo mire, mire ese par de ojos café que sin darme cuenta habían estado en mi cabeza desde el momento en lo que lo conocí aunque eso no fue lo que me sorprendió sino la cercanía en la que nos encontrabamos, con nuestras respiraciones mezclándose, con su mano en mi mejilla y mi mano en su pierna.

Los latidos de mi corazón iban a mil por segundo, tan rápido que sentía que se iba a salir de mi cuerpo.

Cerré los ojos sintiendo el roce de sus labios con los míos, un ligero roce que mando corrientes eléctricas por cada centímetro de mi cuerpo que se vieron interrumpidas abruptamente.

—Mierda, lo siento.—dijo Soph cubriendo el rostro.

—Soph.—me levanté de un brinco y camine hasta ella— ¿Estás bien?

—Si.—dijo con confusión— ¿Por qué no lo estaría?

Abrí los labios sin saber que decir.

—Lamento la interrupción.—dijo apenada.

Mire sobre mi hombro a Jake que se aclaró la garganta.

—Creo que es momento de que me vaya.—se acomodo el cabello hacia atrás sin embargo algunos de sus largos mechones cayeron sobre su frente.

—Te acompaño a la puerta.—susurré.

Fuimos en silencio hasta la puerta misma que cerré a mis espaldas.

—Lamento la locura de los últimos momentos.—me rasque la nuca.

—Esta bien Lua.—sonrió— Me la he pasado bien.

—¿De verdad?

Asintió.

—La próxima vez me toca elegir a mí lo que haremos.—me acarició la mejilla con suavidad.

—Vale.—dije en un hilo de voz.

—Nos vemos después, Lua.—se despidió dejando un beso cerca de mis labios.

Moví mi mano en forma de despedida mientras miraba como caminaba bajo la ligera lluvia hasta su coche, me mordí el labio inferior intentando contener una estúpida sonrisa.

Criminal. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora