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Lua.

Seattle.

Jake no respondía mis llamadas.

Simplemente estaba pasando de mí y lo entendía pero necesitaba explicarle las cosas, desde su punto de vista parecía que solo lo había estado utilizando y que todo esté tiempo estuve del lado de Lambert cuando realmente las cosas no eran así.

Lo único que sabía de él era por parte de Raphaël que se había limitado a decir que se la pasaba la mayor parte del tiempo en la oficina centrado en el caso de Lambert.

Sophie estaba en Malibú con sus amigas, lejos de todo el caos que el regreso de Lambert había provocado.

Aquella mañana decidí salir a correr a pesar de que afuera se encontraba lloviendo, intentaba que el vacío en mi pecho desapareciera pero tan solo diez minutos después me detuve bajo la lluvia con la respiración acelerada y las lágrimas exigiendo ser liberadas.

Levanté el rostro hacia el cielo dejando que las gotas de lluvia cayeran sobre mi cara mientras cerraba los ojos dejando que las lágrimas cayeran por los costados, apreté los labios y con mis dedos acaricie el collar que Jake me había regalado en Malibú.

-Maldición.-solloce bajito.

No había duda, lo había arruinado todo y en este momento no encontraba la manera de solucionar las cosas entre nosotros, no sabía si se podría solucionar pero tal vez era lo mejor.

Jake y yo éramos de distintos mundos.

Lo quería, carajo, lo amaba pero no podríamos intentarlo de nuevo sin decirle completamente la verdad y eso involucraria a Kasey y Melissa, no podía hacer esto y me dolía no poder hacerlo.

Acaricie la J del collar sintiendo como todos los recuerdos junto a Jake me golpeaban de repente, sus abrazos, sus caricias, sus besos, las risas, las peonias que me regalaba, el consuelo que me daba, las noches de desvelo dónde él estaba.

Cada uno de los recuerdos me perseguían mientras volvía a correr, sintiendo como la garganta y las palmas de mis manos me ardían, los músculos me comenzaban a doler pero eso no fue impedimento para seguir corriendo.

Intentaba huir.

Huir de lo que estaba pasando.

Huir de lo que sentía.

Huir de la vida que me había tocado.

Sin embargo, eso era algo imposible, la situación está a ahí, sucediendo. Lo que sentía estaba ahí, sofocandome. Mi vida estaba ahí, siendo un caos.

Mi piel se erizo cuando me sentí observada, aún sin detenerme mire a mi alrededor sin notar algo inusual hasta que mire sobre mi hombro y note la Suburban negra siguiéndome el paso.

Aumente mi ritmo corriendo con mayor velocidad esquivando a las personas que se cruzaban en mi camino recibiendo un par de maldiciones en el camino sin embargo eso no me detuvo, intenté perder la camioneta pero seguía detrás de mí.

Estaba cerca del trabajo de Jake, podría llamar a Raphaël pero no tenía mi celular conmigo, apreté mi paso perdiendome entre un mar de gente logrando entrar en una tienda ganando un poco de tiempo antes de que me encontrarán.

-Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle?-dijo el chico en el mostrador mascando chicle distraído.

-¿Tienes un celular que me prestes?-dije con la voz entrecortada- Necesito hacer una llamada.

Mientras me recorría con la mirada con desagradó yo mire por la ventana donde pide ver cómo dos hombres bajaban de la Suburban.

-Es urgente.-dije entredientes cuando no respondió.

Blanqueo los ojos y puso un celular antiguo sobre el mostrador, lo tome de mala gana y marque los dígitos del número de Raphaël rogando porque respondiera pronto.

-Diga.-respondió con su marcado acento francés.

-Raphaël, soy Lua.-dije mirando constantemente sobre mi hombro- Necesito tu ayuda urgentemente.

-¿Qué pasa?-me pregunto en francés.

-Unos hombres me han estado siguiendo, a penas lo he notado.-respondí igual en francés cuando mire al chico atento a mí- No se que hacer.

-¿Dónde estás?

-En la tienda que está abierta las 24hrs que está cerca de tu trabajo.-dije con rapidez escondida entre un estante y la pared.

-Bien, ¿hay salida de emergencia?-pude escuchar ruidos al otro lado, supuse que se estaba moviendo.

-¿Hay salida de emergencia?-me dirigí al chico del mostrador.

Asintió señalando con el mentón la puerta al fondo del lugar.

-Si.-me dirigí a Raphaël.

-Okay, espérame ahí, estaré en cinco minutos.-dijo y colgó.

Me asegure de que los hombres no estuvieran cerca antes de acercarme al mostrador y dejar el celular sobre este.

-Gracias.

-Oye...-me detuvo mirándome con una ceja alzada.

Gruñi buscando el billete de veinte que traía conmigo.

-Es lo único que tengo.-lo deje en el mostrador y me di la vuelta yendo a la salida de emergencia.

Empuje la puerta y salí al callejón detrás de la tienda, mire a ambos lados para asegurarme de que esos hombres no estuvieran ahí antes de salir por completo.

Estaba desprotegida.

Jugué con mis manos sintiendo como el tiempo pasaba lento, me sobresalté cuando el ruido de un motor llegó hasta mis oídos.

Era Raphaël.

-Sube.-me dijo abriendo la puerta para mí desde el interior.

Subí sin decir nada, me encogi en el asiento.

-¿Qué ha pasado?-dijo mientras salía del callejón.

-He salido a correr y repentinamente me sentí observada, no sé cuánto tiempo estuvieron siguiendome.-lo mire apretar el volante con fuerza.

-Tú casa no es segura en este momento.-apretó la mandíbula- ¿Cuándo regresa Sophie?

-En un par de días más.-lo mire sintiendo mis dedos temblar.

-Bien, te quedarás conmigo en mi penthouse.-declaró tenso- No podemos arriesgarnos.

-Vale.-respondí sin saber que más decir.

Esto no era un simple juego, realmente Lambert estaba dispuesto a asesinarnos.

Criminal. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora