Jake.
Seattle.
Dos meses después.
No podía dejar de ver a Chelsea sentada al otro lado de la larga mesa portando una máscara de inferencia ante mi superior que había organizado una reunión de urgencia obligandome a abandonar a Lua en nuestra cama muy temprano. Pase mi mirada a Torres que no se atrevía a mirarme o mirar a nadie más que no fuera la mesa delante de él, no era idiota, sabía que la había cagado.
—Bien, señor Longdon tiene la palabra.—se dirigió a mí mi superior.
Me puse de pie acomodando mi saco mirando a Chelsea que me miraba con frialdad haciendo que todo mi interior ardiera.
—He relevado a la señorita Simpson del caso porque entorpece la investigación siguiendo pistas sin fundamentos.—la máscara de inferencia cayó de su rostro.
—Eso es mentira.—farfullo.
—Silencio.—le ordenó mi superior— Prosiga.
—Ha insistido repetidamente en involucrar a una persona que fue investigada y descartada de tener lazos delictivos con el señor Lambert.—le señale el informe que me había entregado.
—Estas saliendo con ella.—dijo tensa.
—Usted sabe que no soy un hombre que mezcla los sentimientos con el trabajo, si la señorita Jeferson estuviera involucrada en este caso sería tratada como cualquier otro sospechoso.—me dirigí nuevamente a mi superior que asentía en silencio.
—Esa mujer te ha lavado el cerebro, se ha encargado de ponerte una venda en los ojos para que no puedas ver más allá de lo que ella quiere que veas.—se puso de pie desafiandome.
Mire a mi superior por el arranque de Chelsea.
—Puede entender porque la he sacado del caso, señor.—dije con serenidad.
—Señorita Simpson, tome asiento.—volvió a ordenar mi superior.
—No.—dijo mirándome fijamente— Yo sé que esa mujer tiene algo que ver, algo que él no puede ver porque esa mujer ya le ha abierto las...
—Suficiente.—di un golpe en seco en la mesa— No voy a permitir que se dirigía de esa manera a mi pareja.
Chelsea miró a Torres a la espera de que la ayudara pero este se encogió en su asiento como si quisiera desaparecer.
—Quiero un nuevo compañero.—le pedí a mi superior— No quiero a un hombre que por un bajo precio deje que una mujer lo manipule para hacer lo que se le de la gana.
Mi superior miró a los otros dos en la sala sacudiendo la cabeza con decepción antes de volver a mirarme a mí.
—Tendrá un nuevo compañero, señor Longdon pero con una condición.—cerró el informe.
Lo mire en silencio esperando que dijera la condición.
—En el informe hace falta una parte muy importante de la noche del atentado en la fiesta.—se puso de pie— El interrogatorio a los involucrados.
Eso solo significaba una sola cosa.
—Se les notificará al doctor Smith y a la señorita Jeferson acerca del interrogatorio que se llevará a cabo en un par de días.—finalizó con su condición.
—Perfecto.—susurré sintiendo como todo el cuerpo me picaba— ¿Puedo retirarme?
—Adelante.
Me dirigí a paso rápido a mi oficina donde me encerré para marcar el número de Lua, sentía la necesidad de hacerle saber que esto no era por mí sino era una orden de arriba.
No quería que pensara que estaba jugando con ella.
Respondió al quinto tono.
—Hola amor.—me saludo con la voz ronca.
—Hola cariño, ¿Te he despertado?—me senté en mi silla aflojandome la corbata.
—No, estoy por salir a entrenar.—pude escuchar ruido de fondo— ¿Pasa algo?
—No.—me apresure a decir— Bueno, si pero me gustaría hablarlo en persona.
—¿Todo está bien?—la preocupación abrazo su voz.
—Si cariño, ¿Te veo en la hora de la comida?—sentí la ansiedad hacerme cosquillas en las puntas de los dedos de mis manos.
—No puedo, he quedado con Soph.—dijo en modo de disculpa— ¿Qué tal en la noche?
—Vale.
—Bien, pasaré por tu departamento más tarde.—se despidió— Te quiero.
—Te quiero.—logré responder antes de que la llamada se cortará.
ESTÁS LEYENDO
Criminal. ©
ChickLit«Siempre fuimos como el sol y la luna, a pesar de ser diferente, juntos formabamos un perfecto eclipse» Lua Jeferson y Jake Longdon son de mundos muy distintos sin embargo eso no va a impedir que sus caminos se crucen y el amor fluya entre ellos aun...