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Lua.

Seattle.

Lo había intentado, mantener mi corazón protegido para que no volviera a ser dañado pero estando aquí, sentada delante de Jake, cara a cara, mi corazón palpitaba enloquecido dentro de mi pecho con la esperanza de ser cuidado por el mismo hombre que lo había lastimado.

¿Cómo se engañaba al corazón?

Tal vez podía engañar a mi mente y convencerla de que no lo quería más en mi vida pero solo mi corazón sabía la verdad.

Jake me gustaba.

Me gustaba de la forma en la que las manos me sudaban, en el que el corazón se me acelera y los labios se me separaban para poder respirar mejor, en el que las mejillas se me sonrojan y las mejillas me dolían por sonreí tanto.

Lo mire a la espera de que dijera algo sin embargo pude ver en sus ojos como sus pensamientos pasaban con gran velocidad por su cabeza tal vez intentando ordenar cada uno de ellos antes de hablar.

Baje mi mirada a mis dedos tensos entrelazados sobre la mesa que nos separaba.

—He sido un imbécil.—su voz sonó rasposa— Un completo imbécil, Lua.

Me mantuve en silencio mirando aún mis dedos que comenzaban a dolerme por la fuerza que estaba ejerciendo.

—Nunca fue mi intención lastimarte.

Contuve el aliento cuando una de sus manos se posó sobre las mías logrando en un instante que mis dedos se relajarán.

—Estaba intentando hacer mi trabajo.—susurró.

—¿Tú trabajo consistía en salir conmigo y fingir que te gustaba?—lo mire con recelo.

—No, yo...—hizo una pausa que me hizo levantar nuevamente la mirada a su rostro— Tal vez no lo creas pero nunca fingí.

Tragué saliva.

—Mi principal objetivo era sacarte información suficiente para saber si te encontrabas involucrada con Lambert y después desaparecer de tu vida pero...—apretó la mandíbula con vigor—...entonces comenzamos a salir, comencé a conocerte y de pronto te tenía todo el día en mi cabeza, tu sonrisa, tu aroma, el sonido de tu risa, el brillante verde de tus ojos...

Una batalla entre mi mente y corazón comenzó. Mantenerme firme y seguir mi vida sin él o dejar que volviera entrar a mi vida y enfrentarme a lo que viniera.

Se que leyó la duda en mis ojos.

—Todo fue real, Lua.—separo mis manos para juntar su mano con la mía— Cada risa, cada caricia, cada beso.

—Jake...—junte mis labios cuando comenzaron a temblar.

—Por favor, créeme.—me pidió dejando caricias con su pulgar en el dorso de mi mano— Dame una oportunidad para demostrarte que lo que te digo es verdad.

Todo paso demasiado rápido, no hubo tiempo de poder responder el resultado de la guerra interna que tenía mi mente y corazón, todo sucedió en un segundo.

El cristal de la ventana a nuestro costado haciéndose añicos por la ráfaga de disparos que explotaron en nuestra dirección, su cuerpo protegiendo mi cuerpo de cualquier peligro.

Los gritos de pánico.

Los latidos de mi corazón paralizados del miedo.

¿Qué estaba sucediendo?

Mi cuerpo se encontraba en el piso con Jake encima de mí cubriendome, pequeños cristales incrustados en las palmas de mis manos que comenzaron a sangrar.

No entendía nada.

Deje de sentir el peso del cuerpo de Jake sobre mí sintiendo comos los oídos me zumbaban.

—¿Estás bien?—Jake me sujeto de los hombros cuando me senté en el piso aturdida.

Asentí mirando a nuestro alrededor a las personas llenas de pánico, regrese mi mirada a Jake notando como sangraba del brazo.

—Estas herido.—dije con la voz ahogada.

Bajo su mirada a dónde se encontraba la mía.

—Estoy bien, no es nada.—a pesar de su cercanía su voz se escuchaba lejana.

Volví a mirar a nuestro alrededor comenzando a sentir como mi cuerpo se entumecia por la creciente ira en mi interior, desde los pies a la cabeza dónde tenía un solo nombre grabado.

Gerard Lambert.

Estaba segura que él había sido el autor de este atentado. Las sirenas de los coches de policías comenzaron a escucharse cerca logrando sacarme del pequeño trance que tenía.

Actúe por inercia siendo separada de Jake cuando unos paramédicos comenzaron a sacarnos del lugar para curar nuestras heridas, retiraron los cristales de mis manos que fueron vendadas para que las heridas no causarán molestias.

Mire a Jake a la distancia dando órdenes a los demás oficiales pero se detuvo un segundo girando la cabeza a mi dirección, me dió una mirada significativa solo para asegurarse que me encontraba bien antes de seguir dando órdenes.

Me gire y saque mi celular tomando una gran bocanada de aire.

Lua.
Reunión urgente.

Criminal. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora