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Lua.

Seattle.

Pensar en Sophie sufriendo o siendo torturada por aquel par de mounstros hacia que la sangre me hirviera a tal grado de que no podía pensar con claridad, todo lo veía rojo y quería destruir todo a mi alrededor para encontrarla.

-Haré lo posible por encontrarla.-me aseguro Raphaël desde la entrada de la habitación mirando como metía el resto de mis cosas en mi bolso.

Negué con la cabeza soltando una risita.

-No Raphaël, que hagas lo "posible" no me sirve de nada.-cerré el bolso- Para encontrarla se debe hacer hasta lo imposible y eso es lo que haré.

-¿Qué es lo que harás?-me siguió.

-Lo que sea necesario.-asegure yendo a la salida de su penthouse- Así tenga que gastar todo mi dinero, la voy a encontrar.

-Lua, piensa bien lo que vas a hacer.-me detuvo tomándome del brazo.

-No te preocupes por mi Raphaël.-me solté de su agarre.

Me gire subiendo al ascensor.

-Ten cuidado, por favor.-susurró antes de que el ascensor se cerrará.

Contuve el aliento mirando mi distorsionado reflejo en las puertas metálicas del ascensor, apreté la correa de mi bolso sintiendo el estómago revuelto y las lágrimas pidiendo ser liberadas.

No sabía a dónde ir.

A quien acudir.

Me sentía perdida, conduciendo por la ciudad esperando verla en algún rincón escondida pero ella no estaba y eso me calaba en el alma.

No fui consiente de dónde me encontraba hasta que él abrió la puerta de su casa mirándome confundido, bajo su mirada a la herida en mi brazo cubierta por un parche.

-¿Estás bien?-susurró cauteloso.

Baje la mirada a dónde él la tenía.

-Lambert...-dije demasiado bajo.

-¿Qué?-dijo sin comprender.

Levanté la mirada tragando saliva con fuerza al mirarlo a los ojos.

-Lambert se llevó a Sophie.-mis palabras extrañamente sonaron firmes.

Agrando sus ojos sorprendido y abrió su boca pero nada salió de ella por unos cuantos segundos.

-Entra.-se hizo a un lado dejándome pasar a su casa- Llamaré a Mel.

Asentí en silencio sentandome en uno de los sofás del living juntando mis manos y clavando mis codos en mis rodillas escuchando los murmullos de David a mi espalda.

Toda una vida mintiendo, intentando proteger a Sophie para que todo se fuera al carajo en un segundo.

Ella no estaba segura.

Dios, me cubrí el rostro abrumada.

No sabía por dónde comenzar a buscar.

-Están de camino.-dijo David tomando asiento a mi lado.

-Gracias.-me límite a decir.

-¿Quieres que...

Sacudí la cabeza sin dejarlo terminar, apreté mis labios temblorosos. Cerré los ojos dejando un par de lágrimas caer cuando David paso su brazo por mis hombros intentando darme consuelo.

-No se que hacer, no sé por dónde comenzar a buscar, y yo...-me mordí la lengua- El tiempo avanza y no sé si pueda encontrarla.

-Vas a encontrarla.-aseguro.

-Todos están seguros de ello.-me levanté alejándome de él- Pero olvidan de quien hablamos. Lambert no es una persona facil de encontrar.

-Tal vez está vez se deje encontrar.-susurró poco convencido.

-¿Por qué demonios haría eso?-lo mire sin entender.

Nuestras miradas se encontraron y pude entender a lo que se refería.

Suspiré.

-Crees que solo va a contarle la verdad ¿No?-se encogió de hombros- Lambert no sé anda con juegos, David, creo que eso ya lo sabemos.

Melissa y Kasey llegaron minutos más tarde disparando preguntas acerca de lo que había sucedido, después de responder cada uno de ellas Melissa se puso a trabajar para encontrar a Sophie o alguna pista que nos hiciera dar con ella.

Me encontraba sentada en un taburete junto a la barra de la cocina con una taza con café en mi mano derecha y la mirada fija en mi celular.

-Por más que lo mires no va a sonar.-susurró Kasey sentándose delante de mí.

-Lo se.-dije sin dejar de mirar mi celular- Pero tengo la esperanza de que ella llame.

Kasey dió un apretón en mi rodilla y mi vista se comenzó a nublar.

-No puedo perderla...-dije con la voz temblorosa- No a ella.

-No vas a perderla.-dijo bajito manteniendo la conversación entre nosotros.

Mire rápidamente a Kasey cuando la pantalla de mi celular se iluminó con un número desconocido. No hizo falta decir nada.

-Melissa.-dijo girandose hacia su prometida.

Mel levantó la mirada hacia nosotros y comenzó a teclear en su portátil.

-Contesta.-me indicó.

Lo hice sintiendo el miedo hacer latir mi corazón, lleve mi celular a mi oreja.

-Diga.-respondí con firmeza.

-Bonjour mon cher, comment allez-vous?-el cinismo en su voz me hizo apretar los dientes con fuerza.

Hola querida mía, ¿cómo estás?

-Hijo de puta, ¿dónde la tienes?-ladre.

-Decirte eso sería muy fácil ¿no?-se burló.

-Déjala libre, ella no tiene nada que ver.-logre decir pasando el nudo en mi garganta.

-Oh no querida, ella tiene todo que ver.-pude sentir su sonrisa.

-Es tu hija.-dije entre dientes.

Soltó una risa que me hizo apretar los ojos.

-¿Quieres hablar con ella? Claro que quieres.-dijo entre risas- ¿Por qué no saludas a tu hermana, Sophie?

Mi mundo se cayó a pedazos de inmediato al escuchar su voz ahogada.

-¡Lua, ayúdame, por favor!

Las lágrimas cayeron por mis mejillas sin poder hacer nada para contenerlas.

Mire a Melissa que con una seña me pidió alargar unos segundos más la llamada para poder localizar de dónde provenía la señal.

-Tranquila Soph, voy a encontrarte y toda esta pesadilla va a terminar.-no me importó que mi voz saliera en un hilo de voz.

-Eso ya lo veremos, niña.-Lambert volvió a burlarse antes de colgar.

El pitido de la llamada finalizada me atravesó la cabeza mientras seguía mirando a Melissa esperando que hubiera logrado capturar la señal, me miró y sacudió la cabeza.

-¡Maldición!-grite lanzando la taza al piso.

Criminal. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora