Capítulo 9 El traidor

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Alysanne y Robb se encontraban sentados en la cama del Rey con Vientogris apoyado en las piernas de la dama reclamando su atención. Aunque ella no podía prestarle la atención debida ya que no paraba de compartir besos e intercambiar historias con su amo.

La mano de Robb descansando sobre la cadera de Alysanne.

-Háblame de la primera chica que besaste-preguntó Alysanne curiosa por saber todo sobre el rey.

-Ella era la hija del perrero, estaba enamorada de mí, así que después de la cena una noche la acompañé a sus habitaciones y la besé, solo para probarlo-le dijo Robb en voz baja, pasando su mano áspera por su rostro suave y sedoso.

-¿Enamorada de ti- preguntó en broma-debía estar ciega.

-Y tú...¿has besado a alguien?- preguntó con miedo

-Por supuesto Robb Stark. Era el hijo del carnicero-Robb la miró con el ceño fruncido y decidió explicar correctamente la historia- resulta que estaba enamorado de una moza de las cocinas. Pero no se lanzaba a pedirla una cita, y para probar si ella tenía sentimientos por él, lo bese- besó la cabeza del lobo haciendo que este sacara la lengua feliz

-¿Así sin más?

-Así sin más. Y me alegra decir que mi plan funcionó porque al acabo de un año esos dos se casaron al darse cuenta de que se amaban.

-Asi que un carnicero eligió a una moza de cocina encima de una dama- alzó una ceja

-Al menos contribuí a una bonita historia de amor. Vos sin embargo- le colocó un enganche bien- corrompisteis a una muchachita enamoradiza.

-Soy un demonio- se acercó a ella

-El peor de todos sin duda alguna- y lo besó de nuevo, por lo que parecía la centésima vez en ese día. Sin embargo, nunca se cansó de la sensación de sus labios debajo de los de ella.

Además, sabía que su dichosa felicidad algún día llegaría a su fin. Así que iba a aprovechar cada momento con Robb mientras pudiera.

-¿Robb?"-Una voz llamó desde la entrada de la tienda, causando que ambos se congelaran de miedo, separando sus labios.

Lady Catelyn.

No pudo entrar en la tienda, ya que habían cerrado la entrada para no ser molestados, todo gracias a una idea de Alysanne. Debía de haber regresado recientemente de su visita a Renly Baratheon.

Los ojos de la Blackwood se agrandaron ante Robb con miedo, los dos saltaron de la cama casi en sincronía. Alysanne comenzó a pronunciar palabras a Robb, gesticulando salvajemente hacia las faldillas de la tienda.

-¡Ella me va a matar !-Robb casi podía darse cuenta. Miró alrededor de su tienda frenéticamente, tratando de averiguar qué hacer. Sus ojos se entrecerraron en la mesa que sostenía sus mapas y peones y comenzó a señalarla salvajemente.

-¡Un momento, madre!-Gritó, tratando de mantener su tono firme.

Se apresuró hacia él de todos modos, levantando el mantel y agachándose debajo de él.

Cuando Robb estuvo seguro de que no se la podía ver desató los nudos permitiendo entrar a su madre. Tan pronto como pudo, Catelyn emergió dentro de su tienda, sus ojos azules escanearon el interior con leve sospecha antes de volverse hacia su hijo.

Compartieron un abrazo en el reencuentro.

-Madre-murmuró mientras la abrazaba con fuerza, ella se apartó y lo miró con una sonrisa.-Te he extrañado. No pensé que te vería hoy

-He tenido mucho tiempo para pensar en mi viaje al campamento de Renly, Robb. Has tenido que crecer demasiado rápido, no sé si fue la guerra lo que hizo eso o la corona que te pusieron en la cabeza-asintió con la cabeza hacia la corona de aros metálicos que descansaba sobre la mesa. Robb nunca lo usaba a menos que estuviera en público.

Alas de cuervo // Robb StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora