Capítulo 18 La Reina

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Fueron despertados de sus camas a altas horas de la noche por un golpe en la puerta. Alysanne gimió de cansancio y se dio la vuelta, tirando de las pieles por encima de su cabeza y golpeando su mano contra el brazo de Robb.

-Abre esa maldita puerta-se quejó ella, a lo que él respondió con un suspiro. Se levantó de la cama con cansancio, frotándose las manos por la cara para despertarse y ató una bata alrededor de su cuerpo desnudo antes de abrir la puerta.

Alysanne volvió a cerrar los ojos, con la intención de volver a su sueño, pero las palabras que escuchó de la persona al otro lado de la puerta la despertaron de cualquier posibilidad de dormir.

-Robb, tenéis que venir rápido-dijo Rondal en un tono apresurado y lleno de pánico.

-¿Qué ocurre?-preguntó Robb, repentinamente alerta.

-Son Martyn y Willem Lannister, han sido asesinados.-miró hacia Alysanne

-¿Qué?- siseó la muchacha, sentándose derecha en la cama y mirando directamente a su invitado en la puerta. Sus mejillas se sonrojaron al instante, notando que Alysanne carecía por completo de ropa.

-Bajaremos enseguida- murmuró Robb, casi empujándolo fuera del marco de la puerta para cerrarla y cortarle la vista a su esposa desnuda. -Por los dioses Alysa, ¿quieres ponerte algo de ropa?

A ella no le importaba su falta de atuendo, la situación actual era mucho más grave que su modestia. Se quitó las mantas de su cuerpo desnudo y pisó el frío suelo de piedra. En lugar de elegir el vestido que usó más temprano ese día, eligió calzones y una camisa, que no requirió que una sirvienta los atara.

Se había acercado a los chicos Lannister en el transcurso de unos días, la idea de que alguien los mataría la impactaba. Ella sabía que eran inocentes, las únicas cualidades de Lannister que tenían era el color de su cabello.

Cuando Robb finalmente se preparó, ella abrió la puerta y salió disparada por el pasillo, Robb tuvo que acelerar para alcanzarla.

Llegaron al Gran Salón, donde Catelyn ya los estaba esperando. Estaba sentada en un banco, con el pelo despeinado y el rostro lleno de tristeza mientras miraba algo que Robb y Alysanne aún no podían ver.

Doblando la esquina, fue cuando lo vieron. Alysanne se detuvo en su paso al ver por primera vez los cuerpos, tendidos y sin vida sobre una gran tela.

Robb respiró temblorosamente antes de acercarse a la sábana y mirarlos con ojos preocupados.

Después de un momento, su mujer pudo avanzar de nuevo. Sus ojos estaban enfocados en sus rostros, sus dulces rostros jóvenes que no habían sido tocados por las duras realidades de la guerra. Parecían dormidos en lugar de muertos. Sus ojos comenzaron a lagrimear mientras los miraba fijamente, su pecho hundiéndose con empatía.

-¿Quien hizo esto?-Robb le preguntó a Brynden, quien había estado cuidando los cuerpos y esperando la llegada de Robb.

-Rickard Karstark y algunos de sus hombres-respondió automáticamente, con una mano apoyada en la empuñadura de su espada.

-No-jadeó Alysanne, sacudiendo la cabeza cuando las primeras lágrimas comenzaron a derramarse.

-¿Por qué él haría eso?-preguntó Robb, su voz dura.

-Venganza- Catelyn finalmente habló, su voz áspera por el cansancio y el estrés.

Robb volvió a mirar al Pez Negro, su expresión se volvió pétrea-Tráelos adentro.

Su tío abuelo asintió ante la orden y se volvió hacia las grandes puertas de madera, abriéndolas y asintiendo rápidamente a los guardias que retenían a la fiesta de Karstark.

Alas de cuervo // Robb StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora