Capítulo 42 Las secuelas

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-Robb ¡No lo hagas! ¡Acaba de comer, se enfermará-Alysanne resopló mientras cruzaba el patio hacia su esposo e hijo, el primero en medio de hacer girar al segundo en un círculo.

-¡Sí !-Cregan chilló emocionado, su cara enrojeció mientras la risa de su padre retumbaba en sus oídos. 

Ante las severas palabras de su madre, Robb bajó ala niño para que se pusiera de pie sobre sus propios pies, ya tropezando por su repentina falta de equilibrio. Al darse cuenta de esto, Robb colocó sus manos sobre sus hombros para estabilizarlo.

-Oh, vamos-se quejó con una sonrisa juguetona hacia su esposa, -¡solo estamos jugando!

Tan pronto como pronunció las palabras, el estómago de Cregan se revolvió, lo que hizo que se agachara y vomitara la comida que acababa de comer.

Alysanne gruñó frustrada y levantando al niño en brazos lo llevó rápidamente al interior del castillo.

-Idiota, mira que se lo dije- murmuraba la mujer.

Robb rodó los ojos.Alysanne se enojaba por la más mínima cosa en los tres meses que llevaban en árbol del cuervo.Alysanne Stark se estaba volviendo loca de inquietud. Había pasado de ser una dama a ser una reina a volver otra vez a ser dama pero con hijos incluidos, y la situación tenía que admitirlo, la estaba empezando a sobrepasar.

No se atrevía a arrepentirse de su decisión, era lo correcto para ella y su familia, a quienes había descuidado tanto. Pero eso no significaba que se estaba adaptando fácilmente.

Alysanne había pasado la mayor parte de ese tiempo enfocándose en estrategias de batalla y luchando en un campo de batalla. Ahora tenía que dejar la espada en un rincón y actuar como una dama.

Odiaba pensar que tal vez ella era la razón de la brecha entre ella y su esposo, pero en verdad, ambos contribuyeron a eso.

Cuando llegaron a árbol del cuervo, ambos estaban tan llenos de esperanza. Robb se había maravillado con la fortaleza, afirmando que podía verse viviendo sus días aquí con su esposa e hijos. Pero después de los primeros días, estaba claro que el final feliz que imaginaban no iba a estar a su alcance en el corto plazo.Robb era norteño por mucho que su apariencia fuera rivereño, el norte corría por sus venas y ella de un plumazo se lo había quitado.Y eso la hacía sentir mal, por mucho que el dijera no importarle.

Robb se despertaba gritando , empapado en sudor y temblando violentamente. Y por más que lo intentó, Robb no se sinceró con su esposa sobre las pesadillas que vio en su cabeza. Cada vez que ella preguntaba, él le restaba importancia y le decía que aún no estaba listo para hablar.

Alysanne aceptó esto al principio,ya que ella misma lo había vivido después de la Boda Roja,pero ahora su paciencia se estaba agotando. Había veces en las que Robb miraba con los ojos desenfocados a Alysanne y extendía la mano para tocarla y asegurarse de que estaba viva. Otras veces, se sentaba tranquilamente en un momento y luego comenzaba a darse palmadas en la cabeza al siguiente, como si tratara de eliminar algunas de las imágenes que habían corrido desenfrenadamente en su cerebro.

Verlo estaba rompiendo a Alysanne, y el hecho de que no acudiera a ella para superar sus traumas la hería más. Sentía que su esposo no confiaba en ella,¿estaba fallando como esposa?

Todo eso lo pensaba mientras desvestía a su hijo , lleno de su propio vómito, para bañarlo y limpiarlo.Lo levantó en el aire y lo metió en la bañera con agua caliente.

-¿Mamá?- La dulce voz de Cregan resonó, sacando a la mujer de sus pensamientos

-¿Sí, mi amor?-Alysanne respondió, sus labios se curvaron hacia arriba en las esquinas. No podía negar que por mucho que extrañara ser Reina, había extrañado más pasar momentos con sus hijos.

Alas de cuervo // Robb StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora