Alas de cuervo // Robb Stark

Capítulo 23 El encuentro

La pierna herida de Alysanne todavía ardía. Aún así, mucho después de que arrojaran su cuerpo inconsciente a un vagón de prisión, días después, todavía podía sentir el fuego que le subía por la pierna. Pero la agonía física no fue nada comparada con el agujero que quedó en su corazón.

Nunca había sabido que podía haber tanto dolor. En un segundo había perdido a su familia, su amor, su causa y su esperanza. A veces, espontáneamente, viejas oraciones brotaban de sus labios, oraciones que aprendió cuando era niña y en las que nunca pensó desde entonces. A veces lloraba, hasta que oía reír a los soldados. Luego hizo que sus ojos se secaran y su corazón se apagara. 

Después de un tiempo, nada del dolor físico importaba. Su mundo se redujo al latido de agonía que era su pena.No, dijo la voz con firmeza. No, debes vivir por el bebé, el hijo de Robb.Lo único que la quedaba de él. 

Ella era Alysanne Blackwood, la Reina en el Norte. Ningún hombre la había llamado nunca cobarde. La habían llamado de otras formas, sí; temeraria, testaruda, insolente y arrogante. Pero nunca cobarde. 

Su pueblo y gentes la estaban esperando y la necesitaban. Y sus enemigos también estaban esperando; los Lannister, que sin duda eran los autores intelectuales de la masacre, Walder Frey, que traicionó el derecho de invitado y asesinó a los que estaban en su propio salón, y Lord Bolton, que hundió su espada en el corazón de Robb.

Cuando llegó la mañana, se obligó a comer. Le dieron de comer una papilla de avena asquerosa pero se obligó a tragar cada cuchara. Volvió a comer al caer la tarde y al día siguiente.  

Un día, entrando y saliendo del sueño, escuchó las divagaciones de soldados borrachos.

-¡Todos saluden a la Reina del Norte!-gritó una voz, burlona.

-Cierra la maldita boca. Está durmiendo.

-¿A quién le importa ? De todos modos, debería estar de rodillas agradeciéndonos que no la hayamos matado. 

-¿No sería una vista bonita verla en esa postura?

-De todos modos, la estás anunciando mal, idiota. Ya no es la Reina del Norte, ¿verdad? Solo la puta de un lobo- se rieron todos los soldados

Robb, quería llorar, pero estaba exhausta.Se sentía cada vez más y más débil.Solo comía la asquerosa plasta, pero se negaba a beber nada que le ofrecieran esos hombres.

Las voces continuaron

-Ella lleva al heredero al norte

-Por ahora.Cuando la vera la Reina madre Cersei querrá venganza por como trataron a su hermano.Y la responsable de que lo apresaron fue esta puta .

Alyssane se puso rígida. Se observó un momento. Todavía llevaba puesto el vestido que usó para la boda. El hermoso vestido de seda dorada estaba lleno de mierda de la celda y estaba manchado de sangre. La suya y la de Robb. Puso una mano firmemente sobre su estómago.Ahora lo importante era su hijo.

Se levantó el dobladillo de su vestido para ver supierna. Casi vomita. El extraño maestre que viajaba con ellos la había puesto unas cataplasmas extrañas que parecían sanar algo la herida fea que le había provocado Ramsay Bolton, pero nada podía detener el olor. Olía a muerte. A pesar de que el maestre cambiaba sus vendajes regularmente, su pierna se veía infectada e hinchada.

Este se acercó en ese momento a su carromato.

-Mi señora- dijo el hombre amablemente. -Es bueno verla despierta 

El maestre la sonrió, entregándole un odre

-Toma, beba

Alysanne cogió la bota y la olfateó desconfiada.Olía raro y lo arrojó lejos y se tambaleó hacia atrás sin decir palabra, llegando lo más lejos que pudo en su jaula. Presionada contra las barras opuestas, con los ojos fijos en el maestre.