Capítulo 10: Explosión de sentimientos

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Pov: Katherine

Ahora mismo me encontraba terminando de preparar los documentos mientras desayunaba.

- ¡Listo!- exclame entusiasmada por haber acabado al fin todo el trabajo, que me había mandado ayer el ogro.

Recogí mi desayuno y lo fregué todo, y cuando me fijé en el reloj de la cocina, ya era hora de irme yendo hacia la oficina. Así que me puse el abrigo, ya que hoy era un día lluvioso y me dirigí como todas las mañanas hacia la parada de trenes.

Después de haber bajado del tren en mi parada, decidí ir a buscarme un descafeinado en aquella cafetería que había ido la última vez que tanto me había gustado. Al entrar me encontré a Camila, justo acabando de servir un café a una clienta. Ella era la dueña del local, una maravillosa y dulce puertorriqueña de 50 años, la cual había venido hacía ya veinte años a Londres para cumplir su sueño de montar una cafetería, y el primer día había sido tan amable conmigo que pronto hicimos muy buenas migas.  

- ¡Hey!, ¿Cómo estas, Kat?

- ¡Hola, Cami! Todo bien, venía a buscar un descafeinado antes de irme a la empresa.

- ¡Claro, te lo preparo ahora mismito, guapa!

Al cabo de cinco minutos, ya me lo tenía preparado. El olor llegaba hasta mis papilas gustativas, haciéndome casi gemir de placer, así que saque la cartera con rapidez, con el fin de tomármelo de una vez.

- Bueno, ¿y como te va en la empresa?

- Fenomenal, menos por el hecho de tener que aguantar a ese odioso hombre el resto, todo bien.

- ¡Ay, niña! tan malo no debe de ser. Solo un poquito mandón...

- ¿Un poquito?, ¿En serio? Ese hombre es el mismísimo hijo del diablo. Lo único que hace es mandar y gritar como un sargento.

- ¡Ay, cuántos sentimientos veo yo ahí!

- Sí, de odio puro- digo remarcando las dos últimas palabras.

- Cariño, ten cuidado. Del odio al amor hay solo un paso.

- ¡Cami!, ni que estuviéramos en una historia romántica. Y aunque lo estuviéramos yo ya se como terminaría el libro.

- ¿Cómo?

- Yo, la protagonista- me señalo a mi misma- asesinando a ese hombre.

- ¡Ay, pero no seas tan mala!

- ¿Yo?, Cami solamente soy realista. Bueno, me encantaría quedarme contigo pero tengo que marcharme antes de que mi jefe busque una escusa para despedirme.

- ¡Está bien, guapa!- dice rindiéndose- Ven cuando quieras, estaré aquí para escucharte.

- Ok, gracias.- dije agradeciendo mientras marchaba de allí para dirigirme a la empresa.

La verdad que agradecía que aunque no me conociese mucho estuviera dispuesta a escucharme, ya que aparte de Emi y ahora que había llegado hace poco, Chris. Ellos eran lo único que me quedaba después de todo.

Al llegar subí en el ascensor y cuando cruce las puertas me encontré con una Laurent muy nerviosa.

- ¡Buenos días, Lau!

- Serán buenos para ti...

- ¿Porqué, qué pasa?

- Hace unos minutos que llegó el jefe, y justo cuando salió del ascensor empezó a gritarme de todo, ya que me pillo con el teléfono chateando. Yo solo estaba hablando con la niñera de mis hijos, porque uno de mis hijos tiene 40º de fiebre y ella se ha quedado a cargo de ellos. Y ni siquiera me dejo explicarme y ya me empezó a decir de todo, que no hago bien mi trabajo, que soy una vaga y que como siguiera así que pronto me despediría. La verdad, en estos 4 años que llevo trabajando aquí, nunca me había amenazado con despedirme hasta hoy.- sigue hablando ya al borde de las lágrimas- Y y-yo no quiero perder mi trabajo, tengo a dos niños que alimentar y...

El destino que nos une [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora