Pov: Katherine
Iba por la calle con el corazón en la boca, sin poder creer a quiénes acababa de ver, ¿Cómo es posible que apareciesen ellos allí?, ¿Cómo?, seguía preguntándome eso mismo mientras caminaba a un ritmo constante y sin parar de hiperventilar. No pensaba después de todos estos años volver a tener que ver a esas personas que tanto daño me hicieron en el pasado.
Seguí deambulando un rato más sin rumbo concreto y finalmente me di cuenta que no sabía dónde estaba, estaba en una calle oscura en la cual casi no veía nada, solamente tenía la escasa iluminación de algunos locales que al menos me ayudaba a no tropezarme con nada, por las aceras no había nadie, solamente me encontraba yo. Y eso hacía que me pusiese más nerviosa de lo que estaba ya que no sabía como volver al hotel, ni como contactar con nadie. Aunque..., ¿¡Cómo puedo ser tan tonta!?, ¡mi teléfono! se me había olvidado por completo que lo llevaba conmigo todo esto tiempo. Así que lo saqué de mi bolso y encendiéndolo no me llevo ni dos segundos parar a pensar a quién tenía que llamar. Por una sola vez quería tener a mi rottweiler a mi lado.
Cliqué en mi lista de contactos y me lo puse rápidamente al oído ansiosa por contactar con mi jefe.
- Vamos contesta...
- ¿Te has perdido, bonita?- dijo alguien a mis espaldas.
Me di la vuelta aún con el móvil en el oído aún sin despegarlo, ya que solamente estaba comunicando, y me fijé en un hombre de unos cuarenta años, con canas y una cicatriz en la ceja el cual no me quitaba la vista de encima.
- No..., me vienen a buscar ahora mismo.
- Mm, si quieres podemos divertirnos un ratito.
- No gracias.
- ¡Venga!- gritó de repente cogiéndome del brazo y llevándome a rastras, hasta una especie de callejón dónde me golpeó allí contra la pared, haciendo que se me caiga el móvil, para mantenerme quieta.
- No seas estirada y relájate un poco.- mientras me besuqueaba.
- ¡Suéltame!
Luché contra él todo lo que pude, resistiéndome para que me dejase de manosear pero era imposible, el cabrón me sujetaba las manos con las suyas por encima de mi cuerpo, seguía repartiendo besos a lo largo de mi cuello sin parar. Empecé a llorar ya que no podía hacer nada más.
- ¡¿Quieres callarte la puta boca ya perra?!- dijo abofeteándome en el momento, que seguramente me dejaría una marca.
Me quedé quieta e intentando calmar mi respiración, aunque me fuera imposible. Comenzó a bajar por la hendidura de mi cuello lamiendo asquerosamente, dejándome llena de babas, y bajando los tirantes de mi vestido que se deslizó hasta mi cintura dejando mi sujetador sin asas al descubierto.
- Por favor...- supliqué entrecortadamente por los lloros.- Suéltame, te juro que no diré nada.
- Shh, no te preocupes, esto será rápido y lo disfrutarás. Además deja de llorar ya sabes que nadie vendrá por ti.
Escuché perfectamente el momento en el que bajaba la cremallera de su pantalón y me levantaba el vestido, empecé a notar como me restregaba su miembro contra mis bragas, hasta que...
- ¡¡Yo no estaría tan seguro de eso, hijo de puta!!
Y eso fue lo último que escuché después de que unas luces brillantes me cegaran los ojos, y notando como ese hombre se separaba de mí, para empezar a ver todo negro.
Pov: Alexander
Salí rápidamente del salón en busca de Katherine, la busqué por el vestíbulo y al no encontrarla decidí ir a nuestra suite a ver si se había escondido allí, me dirigí a los ascensores totalmente preocupado por ella.
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El destino que nos une [+18]
RomanceAlexander Spencer. Frío, calculador y mujeriego. Él es uno de los hombres más poderosos e influyentes de Inglaterra. Experto amante pero despiadado en los negocios. Katherine Walker, una mujer hermosa, independiente y soñadora. La cual no caerá ante...